Un reino unido (***): Matrimonio e independencia

Con estructura y armazón clásicos, la historia comienza con los años de estudio y acoplamiento occidental en Londres de Seretse, con su enamoramiento de la atractiva Ruth Williams (interpretada por Rosamund Pike) y con el planteamiento de la multitud de problemas que surgirán tanto en lo romántico como en lo político: el hecho de caminar en paralelo los elementos raciales y los ideales consiguen transformar en estribillo el fondo sentimental de la historia y darle coherencia y emoción al modo de entender la pareja y entender el mundo, y tanto entretiene como gran historia de amor interracial como gran historia de lucha por la independencia y el talento geopolítico.

Asante entiende los dos mundos que refleja, el de las leyes que serpentean en el Parlamento británico y el de las tradiciones exóticas reguladas a pie de sabana en el Consejo tribal, y los prejuicios de ida y vuelta, los que tiene que romper él ante los intereses británicos en la zona y los que tiene que afrontar ella ante la desconfianza del pueblo. Y también entiende y refleja las dos temperaturas y las dos estéticas que ambos tienen que compartir como propias. En ese sentido, es realmente bueno el trabajo que hacen David Oyelowo, que transmite poder, tesón y astucia en todo momento, y Rosamund Pike, rebosante de atractivo y madurez.

Como buen biopic, «Un Reino unido» no esconde sus intenciones laudatorias y no transmite los perfiles oscuros o contradictorios, si los hubiera, ni de los personajes ni tampoco de su potente romance y trayectoria política: son amables en el sentido estricto de la palabra. Lo cual hace que la película también lo sea, a pesar de los muchos conflictos que plantea. Es un retrato ejemplar de la actuación del individuo frente a la no tan ejemplar de los intereses políticos y sus manejos. También lo es del sacrificio personal y del respeto a las tradiciones . Aunque al ser tan a favor del viento, tan sin mácula en sus principales protagonistas, deja esa impresión de orla, de ribete confeccionado, que tan poco suele tener que ver con la realidad. Pero, como película sobre el gran romance y la gran visión de «pueblo», da muy bien el pego.