Crítica de El taller de escritura: «Violencia, texto y contexto»
«Laurent Cantet, uno de los grandes cineastas franceses nacidos en los años sesenta, compone una película sencilla y atípica»
En La Ciotat, localidad de pasado industrial cercana a Marsella, que no es el mejor lugar del mundo para según que cosas, Olivia (excelente Marina Foïs) imparte un taller de escritura. Entre los alumnos destaca Antonie por su sensibilidad artística, pero también por su capacidad para encender al variopinto grupo. El chico, un manojo de contradicciones, esconde a la vez la atracción que siente por la escritora y su fascinación por las armas. Entre todos tratan de sacar adelante una novela negra, contexto propicio para que se disparen los instintos.
Laurent Cantet, uno de los grandes cineastas franceses nacidos en los años sesenta, compone una película sencilla y atípica, que reflexiona menos sobre el proceso de creación que sobre el germen de la violencia. A la escritora los chicos le hacen plantearse la autenticidad de su obra, mientras que estos son incapaces de instaurar fronteras entre realidad y ficción.
El mayor mérito de Cantet, que vuelve a trabajar con el guionista Robin Campillo (también conocido por la serie «Les revenants»), es lograr que su película, a la fuerza discursiva y pedante, no aburra ni peque de académica. Los personajes están vivos y logran implicarnos en sus sentimientos, quizá porque los autores saben retratar a la juventud francesa actual, tan «multi»: racial, cultural, religiosa...
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