Crítica de Basada en hechos reales: Polanski amaga sin dar
La historia se queda sorprendentemente corta, sin filo, sin alta tensión, sin alcanzar la profundidad, la suciedad y la lucidez y altura intelectual que se le sospecha al rijoso Polanski
El argumento no podía ser más propicio para esa mirada torva y maliciosa de Polanski, pues se trata de la relación llena de dobleces entre una escritora de éxito, pero atascada, y una joven admiradora que se cuela en su vida, su obra y su intimidad.
A pesar de que está Olivier Assayas en el guion y de la mano turbia de Polanski al frente de los mandos, la historia se queda sorprendentemente corta, sin filo, sin alta tensión, sin alcanzar la profundidad, la suciedad y la lucidez y altura intelectual que se le sospecha al rijoso Polanski, y desde luego muy lejos de otras similares, como la de Margo Chaning y Eva Harrington en «Eva al desnudo».
Aquí los personajes los interpretan la propia esposa de Polanski, Emmanuelle Seigner, y otra Eva apellidada Green, estupenda actriz que también pretende, como su personaje, zamparse a la coprotagonista. A la película le queda, en realidad, algo de entretenida y viscosa, y también algo de ese aire viciado que le proporciona el nombre de su director (y su fama al respecto), aunque no llegue a pulsar a fondo las teclas del cine negro, psicológico o del relato de terror. Hay cierta confusión en el comportamiento y las motivaciones de los dos personajes, y no acaba de centrarse entre el estudio de los límites de la realidad y la ficción, los límites de la confianza y la traición, y los límites de la inspiración y el pastiche creativo…
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