La decisión de la Fiscalía alemana de pedir a la Justicia de ese país la entrega a España de Carles Puigdemont por rebelión y malversación de dinero público es una extraordinaria noticia, y la demostración de que se va acotando la impunidad con la que ... creía manejarse de modo victimista por toda Europa. Ahora queda por conocer en las próximas semanas la decisión de la magistratura germana, pero dada la solvencia y cordura de este criterio de la Fiscalía es razonable pensar que la celebración de un referéndum ilegal para romper la unidad de España se corresponde sin lugar a dudas con el grave delito de alta traición regulado en el Código Penal alemán. Ello justificaría una extradición inmediata. De momento, Puigdemont continuará en una prisión de ese país dada la evidencia del riesgo de fuga. Carecería de sentido que quedara en libertad porque dados los antecedentes de su huida a Bélgica conviene asegurar su hipotética entrega a nuestras autoridades para ser juzgado.
También resta por conocer el criterio jurídico que adopte Escocia respecto a otra líder del proceso separatista huida en ese país, Clara Ponsatí, cuya Fiscalía debería tomar ejemplo de la rápida resolución alemana. No son mártires de un proceso político legítimo cercenado en una dictadura. Muy al contrario, es un grupo de presuntos delincuentes que ha pisoteado la legalidad de una democracia. Por eso Escocia, Bélgica y todos aquellos países que pudieran oponer reparos «políticos» a la extradición de huidos incurre en un absoluto desprecio a la democracia española. La interpretación de los respectivos códigos penales no puede soportarlo todo. Nadie les impedía ejercer la política. Solo se les ha impedido dar un golpe de Estado en legítima defensa.
Varapalo alemán al victimismo de Puigdemont
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