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José María Carrascal

¡Sigue el dinero!

El dinero igual enriquece que desenmascara, y estos ventajistas ya no engañan más que a los que quieren ser engañados

José María Carrascal

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En vez de llegar los tanques por la Diagonal, llegan los inspectores de Hacienda. «¡Los inspectores de Hacienda, madre mía! Y nosotros con estos pelos, quiero decir, con estas cuentas. Ese señor de Pontevedra no tiene vergüenza. Hasta las comisiones del 3 por ciento quiere investigar! Eso podía permitírselo Maragall cuando empezaba a, bueno, ya saben, entre nosotros, medio en broma, y enseguida se tapó. Pero venirnos con el 3 por ciento no es serio. Como que exijirnos presentar la relación de gastos ¡semanalmente! Como la señora de la casa a la criada. ¡No hay derecho! ¡Exigimos que nos envíe todo lo que España nos ha robado, con intereses!».

Esto es, más o menos, el monólogo interior de los dirigentes de la Generalitat este fin de semana de julio de 2017. Rajoy ha ignorado sus provocaciones, saliéndoles por el «patrimonio» alegado por el exconseller Baixet para largarse, mientras Puigdemont, rodeado de sus pretorianos, se dispone a morir matando y Junqueras encuentra la fórmula mágica para salir del apuro: 2,01 euros de cada votante del 9-N, para pagar la multa impuesta a Mas por convocar aquella consulta ilegal. Rescate que se supone ampliará a otras votaciones irregulares. «¿Pero no iba a ser gratis?» me imagino preguntándose a los catalanes.

Resulta que no lo es. Ni gratis, ni grata, ni nada de lo que les han contado: que seguirán en la Unión Europea. Que el referéndum sería legal. Que Cataluña iba a ser una Andorra, un Mónaco, un Gibraltar incluso. Que los españoles, esos tontos por los que siente lástima el nuevo jefe de sus Mossos, se lo permitiríamos, dándoles incluso las gracias. Alguno, sin duda, lo harían. Ahí tienen a Sánchez que, con tal de echar a Rajoy de la Moncloa, acepta aliarse con los que quieren centrifugar España. Y a Iglesias que intenta sacarla del bloque al que pertenece por geografía, historia, éxitos y, también, fracasos. Pero no creo que la inmensa mayoría de los españoles lleguemos a tanto, por cabreados que estemos con el sistema y con quienes lo dirigen. Desde luego, Rajoy está dispuesto a mantenerlo. Y tengo la impresión de que, ante el desafío catalán, alguien le susurró lo que «garganta profunda», deep throat, dijo a Woodward y Berstein cuando investigaban el Watergate: «Seguid el dinero», follow the money. Llegando al Despacho Oval. Con lo que acabaron con la presidencia de Nixon. Aquí no se trata de acabar con nadie, sino de poner fin a la sarta de mentiras que una tan corrupta como incapaz élite catalana ha venido contando a su pueblo, con nuestra aquiescencia, todo hay que decirlo. Desde que España les roba a que Cataluña independiente será la Arcadia feliz. El dinero, poderoso caballero, igual enriquece que desenmascara, y estos ventajistas ya no engañan más que a los que quieren ser engañados.

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