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La radio libre de las mil colinas

Las prioridades de la aplicación del 155 tenían que haber incluido la toma de control de la corporación responsable de las emisiones de TV3 y Catalunya Radio

Ramón Pérez-Maura

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Corría 1994. La Radio Televisión Libre de las Mil Colinas (el País de las Mil Colinas era el nombre que se daba en Francia a Ruanda) contaba con una amplia aceptación en la población general. Entonces empezó a emitir propaganda en contra de los tutsis, los hutus moderados y las fuerzas de las Naciones Unidas en Ruanda. Esta radio se opuso a todo entendimiento entre unos y otros. Quería establecer la superioridad de los hutus sobre los tutsis. La emisora ganó audiencia promoviendo la diferenciación y el odio racial por medio de programas de humor y opinión de retórica racista.

Otrosí:

Corría la década de 2010. La Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals contaba con una amplia aceptación en la población general. Entonces empezó a emitir propaganda en contra de los ciudadanos constitucionalistas, los nacionalistas moderados y las Fuerzas de Seguridad del Estado. Esta corporación siempre se opuso a todo entendimiento entre unos y otros. Quería establecer la superioridad de ciertos catalanes sobre todos los españoles. La emisora ganó audiencia promoviendo la diferenciación y el odio racial por medio de programas de humor y opinión de retórica racista.

Supongo que no hará falta recordar que la acción de la Radio Televisión Libre de las Mil Colinas desencadenó un genocidio que acabó con casi un millón de personas de la etnia tutsi. ¿Que eso no puede ocurrir aquí? Quien quiera confesar su racismo y decir que los blancos no hacemos lo que hicieron los negros hace menos de un cuarto de siglo, está en su derecho. Pero lo que hemos vivido en los últimos años es un delito de odio idéntico al que gestó el genocidio que se vivió en Ruanda y cuya incubación está magníficamente descrita en la espeluznante película «Hotel Rwanda» de Terry George.

Es por ello que las prioridades de la aplicación del 155 tenían que haber incluido la toma de control de la corporación responsable de las emisiones de TV3 y Catalunya Radio. Las emisoras que con mis impuestos están perpetrando delitos de odio. Surgían prestas voces que denunciaban una intervención del Gobierno de la nación en esa corporación como una violación de la libertad de prensa. Voces a las que, en la práctica, se ha sumado el PSOE impidiendo la toma de control por el Gobierno. No por falta de capacidad para ello. La mayoría absoluta del PP en el Senado era el instrumento suficiente. Mas la mesura de Rajoy le impide dar ese paso sin el acuerdo de los socialistas.

Yo no soy partidario de que haya medios de titularidad pública. Pero cuando los hay, esos medios cambian de dirección cada vez que cambia el gobernante. Y eso es lo que tiene que pasar en la corporación catalana. Nada tiene de particular. ¿Puede alguien explicarme por qué va a ser más legítimo que TV3 siga en manos de los promotores del odio? Y dado que el responsable legal final de los nombramientos en esa corporación va a ser el Gobierno de la nación, ¿también pretenden que se pueda imputar a Rajoy y todo su Gobierno por los delitos de odio que puedan seguir cometiendo durante la campaña electoral?

Mariano Rajoy demostró ayer un gran arrojo. En 54 días no hay tiempo para mover ningún voto que no se haya movido ya. Pero lo que más me preocupa es que es imposible que se cumpla su deseo de que se celebren «unas elecciones libres, limpias y legales» si la Radio Televisión de las Mil Colinas sigue en las mismas manos.

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