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La Terrcera

¿Quién se come el sapo en Cataluña?

«No recuerdo una etapa en la política española (sí, Cataluña sigue siendo España) en la que se rinda más culto al personalismo desde los tiempos infaustos de la dictadura; régimen, por cierto, en el que se aprueban leyes sin que antes hayan sido debatidas democráticamente. ¿Le suena eso a Puigdemont?»

MARI PAU DOMÍNGUEZ

«El separatismo es una rara sustancia que se utiliza en los laboratorios políticos de Madrid como reactivo del patriotismo , y en los de Cataluña, como aglutinante de las clases conservadoras». Diez días después de la victoria del Frente Popular en ... las elecciones del 16 de febrero de 1936, el periodista Manuel Chaves Nogales ( Premio Mariano de Cavia 1927) empezó a publicar en el diario «Ahora» una visión en profundidad de lo que estaba ocurriendo en Cataluña. Allí se instaló un tiempo para escribir ocho reportajes recogidos bajo el epígrafe de ¿Qué pasa en Cataluña? (Editorial Almuzara, 2013), en los que analiza con lucidez los avances y retrocesos permanentes que ya por entonces sufría el proceso de independentismo catalán. Uno de ellos, magistral, podría haber sido escrito hoy. Lo tituló «Después de haberse comido el sapo» (Barcelona, 27-2-1936). Se trata de una fábula que comienza así: «Cuando a los hombres de la derecha y del centro se les pide una explicación de lo que pasa en Cataluña le cuentan a uno un cuento. Dos aldeanos van de camino. Uno de ellos lleva del ronzal una vaca. Junto a una charca encuentran un sapo, que produce en el de la vaca un gesto de repugnancia». El compañero defiende que un sapo no es peor que cualquier otro animal que nos comamos, lo que incita al primero a retarlo: «Te doy la vaca si eres capaz de comerte el sapo. La codicia y el amor propio fuerzan al aldeano a coger el sapo y comérselo , cerrando los ojos de asco y conteniendo las náuseas». Entonces el otro, incrédulo ante el hecho y viendo que podría acabar perdiendo su vaca, «le propone: ¿Me devuelves la vaca si soy capaz de comerme el medio sapo que te queda? El comedor de sapos ve un modo inmediato de librarse del tormento y alarga el pedazo de sapo que le queda a su compadre, quien cierra los ojos y se lo traga. Siguen su camino silencioso. Al cabo de un rato se paran. Se miran frente a frente y se preguntan, estupefactos: ¿Y por qué nos habremos comido un sapo? ».

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