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José María Carrascal

Dos profesionales

Los ingleses quieren seguir con su colonia al sur de nuestro territorio con los privilegios de la Unión Europea

José María Carrascal

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Por lo insólito, el encuentro de Theresa May y Mariano Rajoy merece un análisis más profundo del resumido en las reseñas. Por lo pronto, estuvo presidido por una exquisita cortesía. Lo que no impidió que cada interlocutor marcase con toda precisión su campo. ¡Qué distinto de aquel encuentro entre mrs. Thatcher y Fernando Morán, en el que, según nos contó éste a los corresponsales en Nueva York, "llegó a temer que la dama de hierro le pegase"! Mientras Rajoy enseñó a mrs. May los jardines de la Moncloa (a mil leguas de los ingleses). Lo que no quiere decir que hubiera "buena química" entre ellos pues ninguno cree en tal recurso periodístico. Ambos son profesionales serios, realistas, convencidos de que la política se mueve por los intereses, lo demás son virutas literarias. O sea, su encuentro quedó enmarcado por los intereses españoles y británicos. Y ahí sí que viene lo insólito: por primera vez, no en décadas sino en siglos, España tiene ventaja.

El Reino Unido –al que llamaré Inglaterra por razones históricas– está a punto de desunirse y de dejar Europa. Mrs. May rechaza lo primero y apoya lo segundo, mientras Rajoy no apoya el separatismo escocés, lamenta el Brexit y procurará que sus daños afecten lo menos posible a los 300.000 jubilados ingleses que viven en España, con la esperanza de que ocurra lo mismo a los españoles que trabajan en Inglaterra. Lo que alejó los nubarrones sobre el encuentro.

Queda un obstáculo, sin embargo, tan antiguo como inmenso: Gibraltar, infranqueable para que dos viejas naciones y ex imperios –aunque Inglaterra se resiste a dejar de serlo– se miren como aliadas en vez de como enemigas. Los ingleses quieren seguir con su colonia al sur de nuestro territorio con los privilegios de la UE. Rajoy les ha dicho que no, que Brexit es Gibexit. Mrs. May insiste en que no hará nada sin contar con los gibraltareños, entre los que cunde el pánico y se movilizan para quedarse en Europa a través de un "Grupo Interregional Sudeuropeo", que haría la comarca, e incluso Andalucía, un inmenso Gibraltar, con la ayuda de sus amigos a este lado de la Verja. Ya saben ustedes quiénes son: los que intentan descuartizar España y los que no quieren que Rajoy siga gobernando. ¿Lo conseguirán?

Teóricamente, no tendría que ser. Si el Reino Unido se va de la Unión Europea, Gibraltar se va también. Eso lo sabe perfectamente Mrs. May. Pero negociar para los ingleses significa quedarse con lo que les interesa e ignorar el resto. Los españoles deberíamos también saberlo pues nos han engañado una y otra vez para retener la colonia si cambia de estatuto, tal como se comprometieron en el Tratado de Utrecht al cedérsela. Todo dependerá de la firmeza con que el próximo gobierno español defienda nuestros derechos. Tras media vida siguiendo el contencioso, yo no estoy nada seguro de que no caigamos de nuevo en su trampa. Pero celebraría equivocarme.

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