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Vidas ejemplares

¡Mamma mía!

Algo haremos bien si hemos adelantado a los italianos en riqueza

Luis Ventoso

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Imposible no sucumbir al encanto antiguo, eterno y pillo de Italia . Cuando nosotros andábamos todavía arrojándonos piedras, ellos ya forjaban el sofisticado Imperio Romano, una desarrollada -y a veces cruel- máquina de poder, cultura y hasta ingeniería. Curioso pueblo, capaz de inventar el ... Derecho y la mafia; el más exquisito arte renacentista y auténticas horteradas. De allí salieron la Divina Comedia y el Cancionero de Petrarca, pero también las técnicas ligotécnicas más plastas del orbe. Italia, donde la decadencia constituye una de las bellas artes. Pueblo experto en el gobierno desde el desgobierno, que respira ambición de estilo y está de vuelta de todo. Gente que gusta de inventar problemas ficticios, cuyo debate les entretiene y convulsiona, una simulación con la que eluden abordar los problemas auténticos. Italia, donde la sangre nunca llegará al río, pues aunque en apariencia pueden resultar tan voceras y gesticulantes como nosotros -o más-, todo el mundo sobreentiende que la vida no es más que un gran teatro, una mascarada, una commedia leggera que no ha de tomarse en serio.

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