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Un grave error de Ciudadanos

Rivera debe rectificar cuanto antes y dejar sin efecto la retirada de su apoyo al Gobierno. Dentro del consenso puede influir más y mejor que fuera de él

ABC

Albert Rivera se equivocó ayer al anunciar que retiraba su apoyo al Gobierno en la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña. El líder de Ciudadanos cree que puede ganar por goleada a Rajoy todos los días y esto no es posible. Su "éxito" político con la caída de Cristina Cifuentes y el auge de su partido en las encuestas no deberían nublarle la razón política y entrar en un bucle de golpes de efecto para debilitar al Partido Popular. Menos aún cuando Rivera ha tomado una decisión tan grave como la de dejar de apoyar al Gobierno en la mayor crisis constitucional de la democracia después de un cruce de acusaciones con Rajoy en la sesión de control parlamentario al Ejecutivo. Rivera debe aprender a separar lo personal de lo político, porque así será más creíble su etiqueta de partido responsable y comprometido con la estabilidad. Además, hay muchas cosas que el electorado que reniega del PP estaría dispuesto a tolerar a Ciudadanos, pero entre ellas no está la de romper la unidad frente a los nacionalistas. Tampoco conviene olvidar que Ciudadanos, que ahora abandera la firmeza del 155, se apuntó muy tarde al apoyo a su aplicación.

Es cierto que el Gobierno debió haber impugnado la delegación de los votos de Carles Puigdemont y de Toni Comín, porque es contraria a la doctrina del Tribunal Constitucional, y que es incomprensible que TV3 no haya sido intervenida aún, pero estos errores no justifican que Ciudadanos abandone el consenso en torno al 155. Es una reacción desproporcionada. Al Gobierno y al PP también les incumbe cuidar las formas y las gestos hacia Ciudadanos, porque son sus votos los que hicieron presidente a Mariano Rajoy y serán los que mantengan al PP al frente de la Comunidad de Madrid. No tiene sentido que las relaciones entre dos formaciones obligadas a entenderse sobre el futuro de España –porque comparten objetivos, principios y base electoral– estén implicadas en una carrera de descalificaciones recíprocas.

Sin embargo, se digan lo que se digan, la unidad constitucionalista frente al separatismo debe quedar al margen de estos excesos verbales que se dedican el PP y Ciudadanos. Como es obvio, el PSOE aprovecha la situación para intentar sellar la fuga de votos hacia Ciudadanos asumiendo el papel de partido leal a la Constitución. El PP también se equivocaría si aceptara con satisfacción esta ruptura del consenso contra el independentismo, sólo para poder afear la conducta de Ciudadanos ante el electorado conservador. El PSOE es inestable en el asunto catalán. Albert Rivera debe rectificar cuanto antes y dejar sin efecto la retirada de su apoyo al Gobierno. Dentro del consenso puede influir más y mejor que fuera de él.

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