Una gira que debe hacer recapacitar a Trump

A un año justo de su victoria electoral, Donald Trump sigue teniendo que aclarar los mensajes contradictorios que ha ido sembrando desde la campaña. El viaje a Asia que efectúa ahora, el periplo más extenso de un presidente estadounidense a ese continente desde hace décadas y el viaje más prolongado de todos los que ha llevado a cabo él mismo, tiene como principal objetivo aclarar precisamente a los líderes de la región cuáles son sus verdaderas intenciones, más allá del «América First», en el marco de la amenaza a la estabilidad que supone el régimen dictatorial de Corea del Norte . Construir un consenso para afrontar las locuras del imprevisible tirano norcoreano no es un asunto fácil desde las posiciones, tantas veces imprevisibles, del inquilino de la Casa Blanca.

Su decisión de retirar a Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Comercio , que en su día fue una pieza esencial de la proyección económica de Estados Unidos hacia Asia, es ahora una rémora, teniendo en cuenta que uno de los objetivos de su viaje es reforzar los lazos con las potencias de la zona. Los dirigentes de China, Japón y Corea del Sur están afianzando sus posiciones en sus países mientras él, en Washington, es el presidente más discutido de la historia reciente de Estados Unidos, acosado por diversos frentes y cada vez más arrinconado por la realidad. El orden económico al que Trump dice aspirar, basado en regulaciones siempre favorables a Estados Unidos, no es fácil de imponer ni siquiera contando con el peso de su país. Puede que cuando regrese de Asia, Trump haya vivido otro baño de realismo y vire su política hacia terrenos más prácticos y menos rupturistas.