El Estado hueco

Luis Ventoso

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27/08/2017 a las 15:16h.

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BOTELLA medio llena: España es ese país que ha salido del pozo cuando la daban por amortizada y que este año volverá a crecer más del 3% ; es también un oasis de buena vida, una nación muy atractiva, como acreditan sus récords de turistas. Botella medio vacía: España es junto a Bélgica el país de la UE con un Estado más erosionado, donde incluso se debate lo básico: su existencia. El horror yihadista en Cataluña ha reflejado con crudeza problemas endémicos que no solo no se arreglan, sino que empeoran:

–Se ha construido un Estado federal de facto –el Estado de las Autonomías– aquejado de un talón de Aquiles fundacional: los gobiernos de dos comunidades autónomas, Cataluña y el País Vasco, no son leales con el Estado al que representan en sus territorios, porque su meta ideológica no es otra que aniquilar ese Estado para construir nuevas repúblicas independientes. ¿Sería Cataluña menos segura si la protegiesen la Guardia Civil y la Policía Nacional en lugar de los Mossos? No. Algunas transferencias innecesarias se reclamaron solo para ir desguazando el Estado («menos España»). Lo mismo sucede con la obsesión lingüística (hablando en serio: ¿cuánta gente habla vasco en Bilbao?).

–La deprimente resaca del atentado ha plasmado que España pinta ya poco en la vida práctica catalana , como las autoridades separatistas se han cuidado de celebrar. Gobierno central y oposición han ido a Barcelona con complejo de intrusos, medrosos de tomar las riendas ante un gravísimo ataque a España. Las fuerzas de seguridad locales han tendido a eludir a las estatales. Los dirigentes separatistas han vuelto a despreciarnos a todos –incluida la mayoría de catalanes que todavía se sienten españoles–, tachando de extranjeras a las víctimas de otras regiones. Seamos francos: en ninguno de los truculentos atentados islamistas de Francia, Reino Unido y Alemania se visualizaron dos Estados como aquí, ni hubo una inhibición del Gobierno central ante una emergencia nacional . Una vez más, el aliento discursivo de Rajoy y su presencia mediática se han quedado cortos (véase cómo reaccionaron Hollande o May, siendo políticos menos capaces). Ante una agresión así, un presidente debe adoptar un porte churchilliano, echarse a su país a las espaldas, confortarlo, darle esperanzas firmes de triunfo y, sobre todo, dominar la escena totalmente y en todo momento. Me duele decir que en general no ha sucedido.

–¿Se han fijado estos días en Ada Colau, la sensación que transmite de estar superada por los acontecimientos, perpleja y extenuada al tropezar con las crueldades del mundo real? El atentado fue un brutal zarpazo de violencia fanática islamista , problema que jamás existió para una izquierda demagógica, neocomunista e incompetente. Todavía hoy se niegan a rubricar el Pacto Antiyihadista, ofendiendo la memoria de las víctimas y jugando con la seguridad de todos por puro tic sectario.

(PD: O surge en PP y PSOE una potente corriente de pensamiento que abogue por reforzar los cimientos de España y por imponer la ley en Cataluña de inmediato, o en quince años esto va camino de ser el Club de las Taifas, ligadas por Zara y el jamón serrano).