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Encasquillados

Los independentistas se han atrincherado en su ensimismamiento. No parecen tener prisa por salir del punto muerto

Ignacio Camacho

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Es una foto fija, una imagen congelada, un panorama quieto. La política catalana, o más bien la política del nacionalismo catalán, se ha encasquillado en su ensimismamiento. El bloque independentista, descabezado de líderes, se ha atrincherado en el Parlamento, única institución a salvo de la ... intervención del autogobierno, y se ha entregado a un legitimismo de salón que no encuentra el modo de salir del punto muerto. Torrent, que es un talibán de la secesión –hay vídeos que retratan su actitud levantisca en vísperas del referéndum– se maneja en un pragmatismo disimulado de retórica emocional sin atreverse a pisar la frontera de la desobediencia que lo conduciría ante el Tribunal Supremo. Está a gusto en su nuevo cargo y no lo comprometerá con decisiones de riesgo. El separatismo es bravucón pero no valiente, y la certidumbre del horizonte penal le atenaza de miedo. Para liberar por las bravas a la patria oprimida le falta cuajo, entereza y capacidad de sufrimiento; sus lacrimógenos dirigentes se derrumban al comprobar que el menú de la cárcel está poco hecho.

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