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Editorial

Empieza la batalla en el nuevo PP

El inesperado «no» de Feijóo deja la pelota en el tejado de otros candidatos que habrán de dirimir un pulso del que, una vez resuelto, el PP no debiera salir dividido, sino fortalecido con un liderazgo ilusionante y renovador

Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta ABC

ABC

Son por ahora cuatro los candidatos del PP que han anunciado su intención de competir por la presidencia del partido tras la salida de Mariano Rajoy. Por orden, lo han anunciado ya el diputado José Ramón García Hernández ; el dirigente José Luis Bayo ; el vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Casado , y el exministro José Manuel García-Margallo . No participará en esta carrera Alberto Núñez Feijóo , que ayer por la tarde renunció a abandonar la Xunta de Galicia hasta completar «el compromiso» que adquirió con los gallegos, que no concluye hasta 2020. Esta lealtad, elogiable en lo que tiene de coherencia y que él quiso reivindicar como ejemplo de lo que esperan los ciudadanos de sus políticos, supone una pérdida notable para el partido en la búsqueda del candidato más idóneo . El dirigente gallego contaba a priori con un currículum extraordinario -es el único que ha conseguido gobernar con una mayoría absoluta en España en los últimos siete años- para afrontar el reto de renovar el proyecto del PP e impulsarlo, de nuevo, a ganar la confianza de los españoles. Ayer dijo «no» y los populares habrán de elegir a otro, cegando la vía de una opción ilusionante que, en principio, no presentaba aristas polémicas, sino todo lo contrario y que, por ello, podría concitar el respaldo de una amplia mayoría del partido.

Hasta que se cierre la fecha de presentación de candidaturas, y se aclare si concurrirán también Soraya Sáenz de Santamaría o María Dolores de Cospedal , cualquier análisis será incompleto, porque todo pronóstico puede cambiar en horas, como ayer mismo, cuando la situación dio un vuelco con el inesperado «no» de Feijóo, cuya candidatura se daba por hecha y que cabe interpretar como un aviso a navegantes. Vistos los antecedentes, cabe prever discusión, zancadillas y la guerra de guerrillas propia de estos procesos; habrá renuncias y posibles coaliciones… pero sobre todo habrá un escenario abierto con votaciones imposibles de prever . Y ya con candidatos que ganan más opciones si los «clásicos» pesos pesados deciden echarse a un lado.

Pero este proceso era indispensable en el PP tras la salida de Rajoy de La Moncloa. Era un fin de ciclo evidente que el PP deberá resolver ahora para iniciar otro con un liderazgo sólido, ilusionante y rejuvenecedor en forma y aspecto . La recuperación de valores y principios básicos del PP se convertirá en una exigencia para el nuevo líder, que tendrá también la obligación de minimizar, con generosidad y unidad, los efectos de la fractura que este proceso ocasione. Si de esta sucesión el PP sale debilitado o dividido, tendrá difícil recuperar el pulso electoral que ha perdido durante los últimos años por el desgaste, los errores políticos y la corrupción .

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