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Carta de un cura neo-obrero a Willy Toledo

«Puedes no creer en Él, pero eso no te da derecho a ofender el sentimiento religioso de las personas»

Vídeo: El actor Willy Toledo defiende su actuación AFP

Patxi Bronchalo

Mi nombre es Patxi Bronchalo, y soy cura. No soy de aquellos que llamas «curas obreros», me ha pillado joven, pero creo que yo también hago mi trabajo, el cual es mi vida. Desde que me levanto hasta que me acuesto intento ayudar a las personas con las que me encuentro, y no porque sea muy bueno, qué va, sino porque es mi forma de responder a la llamada de Dios. Te puedo decir que conozco a decenas y decenas de curas que hacen lo mismo y están dejándose la piel en parroquias, hospitales, tanatorios, colegios, institutos, comedores, sanatorios mentales, etc. Es cierto que no conducen un taxi, ni ponen ladrillos, pero créeme, podrías hablar bien de ellos si les conocieras. El concepto de trabajo va mucho más allá de lo que nos dice el marxismo, Willy.

Jesús de Nazaret no vino al mundo a dar un mensaje de liberación sin Dios sino justo lo contrario: Dios nos libera de nuestras esclavitudes. Jesús no es comunista. Creo que no hace falta recordar lo que el comunismo ha hecho a las religiones. Tratar de reducir el Evangelio a una ideología es un gran engaño. Sentarse a la derecha de un teólogo para avalarlo lo es más.

No te digo esto por ser franquista, mi abuelo dice que soy de Felipe porque nací después del 82. Tampoco por vivir acomodado, cuando era pequeño mi padre picaba billetes en los trenes, y mi madre era una funcionaria que estudiaba Derecho por las tardes. Te lo digo porque, como cura, a diario veo el sufrimiento de la gente y he aprendido que Dios no es una carga de la que liberarse sino un amigo y una ayuda para llevar nuestra cruz.

Yo no soy mejor que tú. Puedes no creer en Él, pero eso no te da derecho a ofender el sentimiento religioso de las personas. Tus palabras han hecho mucho daño a gente buena. Insultar a Dios tú lo llamas libertad de expresión, yo creo que la libertad de expresión se convierte en esclavitud de pensamiento en el momento en que pasa por encima de la caridad en el trato a los demás, en este caso a los creyentes. Dices que en este país no hay libertad de expresión, sin embargo lo haces en un acto en el que públicamente se ofende a Dios en una capilla. Te lanzo una pregunta: ¿qué pasaría en Cuba si te pusieras en medio de la Plaza de la Revolución a gritar cagándote en la familia Castro? Rezo por ti.

Patxi Bronchalo. Valdemoro (Madrid)

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