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Editorial ABC

La agonía del «procés»

La convocatoria de un pleno del Parlament para debatir mañana sobre el derecho de Puigdemont a ser investido presidente es poco más que un estertor agónico de la estrategia separatista

La Junta de Portavoces del Parlament, en la reunión celebrada el pasado lunes EFE

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La respuesta del separatismo catalán a la detención y encarcelamiento de Carles Puigdemont por las autoridades alemanas está siendo una aceleración de los peores escenarios de violencia callejera e insumisión institucional que han jalonado el proceso de independencia unilateral. Los dirigentes secesionistas se resisten a ... aceptar que el «procés» iniciado con el primer referéndum del 9-N murió en cuanto Puigdemont fue detenido. La convocatoria de un pleno del Parlamento catalán para debatir mañana sobre el derecho de Puigdemont a ser investido presidente es poco más que un estertor agónico de la estrategia separatista. Antes o después, si el bloque independentista quiere conservar su mayoría absoluta, tendrá que proponer la investidura de un candidato sin tacha judicial alguna, aunque eso le suponga aceptar la superioridad de la Justicia española y del artículo 155 de la Constitución. Es el nacionalismo catalán el que ha llevado el conflicto a una disyuntiva de vencedores y vencidos, sin margen a la transacción ni al acuerdo razonable, que es lo propio del sistema democrático. Es el nacionalismo catalán el responsable de la respuesta judicial del Estado, no negociable, porque de ella depende la vigencia del Estado de Derecho. Es el nacionalismo catalán el que hizo necesaria la aplicación del artículo 155, también necesario para asegurar la supremacía de la Constitución.

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