Hazte premium Hazte premium

EL ÁNGULO OSCURO

BARBARIDADES

JUAN MANUEL DE PRADA

Viana no es una profesional de la política, sino una inspectora del Ministerio de Hacienda que ha ido asumiendo cargos de responsabilidad

LA directora de la Agencia Tributaria, Beatriz Viana, a la conclusión de una rueda de prensa en la que la han bombardeado con preguntas sobre la «amnistía fiscal» a la que podría haberse acogido Luis Bárcenas, ha reconocido a una colaboradora:

-No sé ni lo que he dicho. Ahora me van a sacar cualquier barbaridad.

Los micrófonos, todavía encendidos, se han encargado de registrar tan atribulada confesión. Pero mucho más que el desliz o desahogo de Viana llama la atención su gesto entre horrorizado y contrito, que nos confirma que, en efecto, ha estado ensartando palabras al buen tuntún, en una verborrea confundidora no sólo para quienes la acaban de escuchar, sino para ella misma. No es el gesto de quien acaba de mentir a sabiendas, ni tampoco el de quien acaba de despacharse de manera imprudente, sino más bien el de quien ha hablado sobre la marcha, consciente de que en sus respuestas aturulladas pueden detectarse fácilmente inconsecuencias, incongruencias, disparates, desatinos, una logomaquia forzada que a buen seguro estará regada de «barbaridades». Y en su gesto también se percibe que no lo ha hecho por gusto, ni por bellaquería, ni siquiera por salir del brete; se la nota abrumada, cohibida, consciente de que sus respuestas han resultado escasamente verosímiles, aunque luego trate de disfrazar su disgusto con una sonrisa desvaída. Pero es una sonrisa -casi un puchero resignado- que sólo sirve para subrayar su desconcierto.

Estamos acostumbrados a que nuestros políticos nos suelten las más diversas «barbaridades» sin que se inmute su semblante, sin que tiemble su voz, con esa jeta de feldespato que ponen los cínicos cuando mienten o tergiversan las cosas, fingiendo convicción, seguridad y aplomo. Por eso el gesto de Viana nos ha resultado casi conmovedor: aunque no haya tenido el valor de callar o decir la verdad ante las preguntas de la prensa, Viana se muestra incómoda, turbada, tal vez incluso íntimamente avergonzada de sí misma; y aunque no le preocupe tanto no saber «ni lo que ha dicho» como el hecho de que le saquen en televisión «cualquier barbaridad», subsiste en ella todavía un rescoldo de pundonor. Sabe que no ha resultado convincente, sabe que ha soltado las cuatro consignas del «argumentario» oficial, aderezadas con una cháchara barullera; y siente que, al soltarlas, se ha dejado algunos pelos en la gatera.

Viana no es una profesional de la política, sino una inspectora del Ministerio de Hacienda que ha ido asumiendo cargos de creciente responsabilidad en la administración tributaria, hasta finalmente ser elegida para puestos tan delicados como el que ahora ocupa. En su gesto compungido se resume la tragedia de la función pública, avasallada y colonizada por el Estado de partidos. Viana, al convocar la rueda de prensa, actuaba como una funcionaria pública; pero, a medida que las preguntas de los periodistas resultaban comprometedoras, empezaría a actuar en defensa de los intereses del Gobierno: como funcionaria pública, sabía perfectamente de lo que hablaba; pero las preguntas de los periodistas la obligarían a improvisar sobre la marcha justificaciones que, íntimamente, la harían sonrojar, tal vez a afirmar sin dubitación extremos sobre los que ella misma, como funcionaria pública, mantiene dudas y reservas. Viana, ciertamente, está al frente de la Agencia Tributaria porque ella así lo ha querido; pero sospecho que en su gesto compungido se resume la esquizofrenia propia del político que acaba aceptando «barbaridades» que como funcionario no habría admitido.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación