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La historia de las dos culebrinas extraídas del pecio de la fragata Mercedes a más de mil metros

«Santa Rufina» y «Santa Bárbara» son obra de uno de los más afamados fundidores sevillanos, al que el Rey trasladó a Perú

Las dos culebrinas en las instalaciones técnicas del Museo Arqua ABC
Jesús García Calero

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«Santa Bárbara» y «Santa Rufina» son los nombres de los grandes cañones de bronce que la fragata Mercedes llevaba en su bodega el día de su naufragio, 5 de octubre de 1804 . Para entonces eran piezas inservibles, pero su historia es bien singular y merece ser contada.

Santa Bárbara

«Santa Bárbara» fue fundida en 1586 , y mide 4,3 metros. Su peso supera las 2,8 toneladas. Fue encargada por el conde de Villar Don Pardo, Fernando de Torres y Portugal , recién nombrado entonces virrey del Perú (1585-89). Era un hombre de confianza -y primo- de Felipe II al que el Monarca entregó el virreinato cuando era ya septuagenario. El Rey no siguió el criterio de sus consejeros, que querían alguien más joven y capaz, pero Felipe II quería tener en Perú alguien cercano y leal para mejorar las condiciones de los indios en las m inas de Potosí, a cuyo alrededor crecían las malas prácticas, corruptelas y abusos. Fundo hospitales y mejoró las condiciones de los mineros, obligando al cumplimiento de sus normas.

Cuando llegó a Lima también fue consciente de la mejora que necesitaban las defensas, por lo que armó buques y baluartes, lo que le permitió enfrentarse a la flota de Thomas Cavendish. Sin embargo, allí no había buenos fundidores. Soilicitado al Rey el envío de expertos logró que Felipe II le enviase a Bernardino de Tejeda, uno de los más grandes que hubo en Sevilla . Él es quien firma esta culebrina, rescatada hace apenas unos días.

Se trata de una pieza excepcional que, además, documenta un virrey que es muy poco conocido y que tras su mandato fue objeto de injustas campañas de calumnias por la Inquisición, a la que se había enfrentado. Presenta numerosos campos decorativos en relieve formados por cenefas mitológicas dedicadas a la Abundancia , cuartel con el encargo del conde del Villar, escudo de Castilla y León, el nombre del cañón: Santa Bárbara, y el nombre del artesano que lo fundió: Bernardino de Tejeda. Tiene dos asas de delfines que se repiten en la culata del cañón .

El palacio de este virrey se conserva en la ciudad de Jaén convertido en 1986-88 en Museo de Artes y Costumbres Populares.

Santa Rufina

La otra culebrina tiene el nombre advocativo de «Santa Rufina». Data de 1.601. Realizada en bronce, mide 3,80 metros y pesa algo más de 2 toneladas aproximadamente. Fue encargada por Luis de Velasco y Castilla , que también había sido virrey de Nueva España (México) y, desde 1.595 hasta 1.603, del Perú. En ambos cargos se ocupó en mejorar las condiciones de vida de los indígenas. Presenta varios campos decorativos en relieve, cuartel con el blasón familiar de Luis de Velasco, escudo de Castilla y León, y el nombre del cañón: Santa Rufina, y el nombre del mismo fundidor: Bernardino de Tejeda.

Todos estos datos hacen de ambas piezas un documento histórico de primera fila para conocer mejor la historia de los grandes fundidores españoles del s. XVI.

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