Tolerancia cero contra el comercio ilícito de especies silvestres

Angola será el anfitrión en esta ocasión: «Un país que trata de restaurar sus manadas de elefantes y salvaguardar el medio ambiente mientras continúa su reconstrucción después de más de un cuarto de siglo de guerra civil», destaca la ONU en una nota.

Naciones Unidas ha compartido una serie de datos para explicar cuan rentable resulta la protección de los ecosistemas. Y cita el ejemplo de Uganda: cada gorila vivo reporta al estado un millón de dólares anuales gracias al turismo.

1. Cien mil elefantes africanos fueron abatidos durante el periodo 2010-2012. Su poblacción se estima en menos de 500.000 ejemplares.

2. Se calcula que 170 toneladas de marfil han sido ilegalmente exportadas fuera de África entre 2009-2014.

3. Los furtivos han matado en África, al menos, 1.338 rinocerontes en 2015.

4. El chimpancé ahora está extinto en Gambia, Burkina Faso, Benín y Togo.

5. Con más de un millón de ejemplares capturados de su medio natural durante la pasada década, el pangolín es el mamífero que más sufre el comercio ilícito en todo el mundo.

6. El tráfico ilegal de vida silvestre y los recursos naturales se valora en 213.000 millones de dólares anuales.

7. El tráfico ilegal de madera es responsable del 90% de la deforestación que se produce en la mayoría de los países tropicales. Y amenaza la supervivencia de 1.000 millones de personas que dependen de los bosques.

8. Las capturas procedentes de la pesca ilegal rondan los 11-26 millones de toneladas cada año, con un valor de entre 10 y 23 mil millones de dólares; causando el incremento de los precios y el declive de los stocks.

9. Según la Fundación The Thin Green Line , en la última década más de un millar de guardas han sido asesinados por velar por la protección de la biodiversidad y el medio ambiente.

10. El 40% de todos los conflictos intraestales en los últimos 60 años guardan relación con los recursos naturales y más del 80% de los conflictos armados de las últimas cinco décadas han ocurrido en lugares denominados «puntos calientes de biodiversidad».