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Las «Metas de Aichi» o cómo vivir en armonía con la naturaleza para 2050

El compromiso de conservar por lo menos el 17% de las zonas terrestres y de aguas continentales está en vías de alcanzarse

Las «Metas de Aichi» o cómo vivir en armonía con la naturaleza para 2050 AP

NATURAL

«Vivir en armonía con la naturaleza» en 2050. Ése fue el objetivo que impulsó las «20 Metas de Aichi», consensuadas y aprobadas por los miembros de la Convención sobre Diversidad Biológica (CBD) en 2010.

Aprovechando la XII Conferencia de las Partes de la CBD, que acoge Corea del Sur hasta el 17 de octubre, se ha dado a conocer la cuarta edición de la «Perspectiva Mundial sobre la Diversidad Biológica» (pdf) , cuya publicación coincide, prácticamente, con el punto intermedio del Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020.

«Se han realizado avances importantes hacia el logro de algunos de los componentes de la mayoría de las Metas de Aichi. Y parece que el compromiso de conservar, por lo menos, el 17% de las zonas terrestres y de aguas continentales está en vías de ser alcanzado», señalan los autores del informe.

No obstante, «un análisis de los principales sectores primarios indica que los impulsores vinculados con la agricultura representan el 70% de la pérdida proyectada de la diversidad biológica terrestre», advierten. Por ello, consideran crucial abordar, entre otras cuestiones, las tendencias en los sistemas alimentarios.

Modalidades de consumo actuales

A todas luces, es obvio que «continúan existiendo grandes diferencias entre los países, pero las inicitivas internacionales ayudan a atenuarlas» (meta 2), se congratulan los técnicos de la CBD.

«Dada las modalidades de consumo actuales, pese a que los recursos naturales se están usando de manera mucho más eficiente para producir bienes y servicios, es improbable que se pueda mantener a los ecosistemas dentro de límites ecológicos seguros (meta 4)», prosiguen.

Insitir en la recopilación de estadísticas ambientales y en la creación de cuentas económicas y ambientales, «profundizando en el desarrollo y mantenimiento de balances nacionales de existencias, por ejemplo, de los bosques y los recursos hídricos, e integrándolos, en la medida de lo posible, en las cuentas financieras nacionales» es clave.

Deforestación y pesca

Se ha desacelerado de manera significativa la pérdida de hábitats forestales en algunas regiones, como en la Amazonia brasileña. Sin embargo, la deforestación en muchas otras zonas tropicales del mundo crece, fragmentando y degradando praderas, humedales y cuencas fluviales (meta 5).

La pesca excesiva representa un problema aún más importante, con un porcentaje cada vez mayor de poblaciones de peces sobreexplotadas, agotadas o colapasadas y prácticas pesqueras inapropiadas que provocan daños en ecosistemas y especies que no constituyen el objeto final de las capturas. Aunque es cierto, matizan desde la CBD, que «un número cada vez más amplio de pesquerías -concentradas en las naciones desarrolladas- han obtenido certificaciones de sostenibilidad» (meta 6).

Agricultura, acuicultura y silvicultura

La contaminación por nutrientes se ha estabilizado en Europa y América del Norte. Aunque se prevé su incremento en otras regiones conforme se vayan extendiendo por ellas las actividades no sostenibles puestas en marcha desde la agricultura, la acuicultura y la silvicultura (meta 7). Otras formas de contaminación, como la producida por sustancias químicas, plaguicidas y plásticos también están aumentando (meta 8).

Los gobiernos, sobre todo de los estados isleños, están actuando contra las especies invasoras, dado las grandes costos económicos y ecológicos que acarrean su control y erradicación. Pero se trata de un fenómeno que «no muestra señales de desaceleración».

Con respecto a ecosistemas especialmente sensibles a los impactos negativos del cambio climático, como las áreas de montaña (los bosques de zonas nubosas, la tundra y los páramos) y las zonas bajas, vulnerables a la subida del nivel del mar, hay poca información disponible, se quejan los autores del informe PMDB-4.

Riesgo de extinción

«Más allá de algunos casos puntuales de éxito», el riesgo de extinción medio para aves, mamíferos y anfibios prosigue su escalada (meta 12). Asimismo, la diversidad genética del ganado doméstico se está deteriorando: más de un quinto de las razas se encuentran amenazadas de desaparición. Y las variedades silvestres emparentadas con especies cultivadas son víctimas de la fragmentación de hábitats y el cambio climático (meta 13). Por ello, los expertos de la CBD piden mejorar y evaluar con regularidad la eficacia y equidad de la gestión de los espacios protegidos y promover políticas públicas e incentivos que mantengan las variedades locales de cultivos y razas autóctonas en los sistemas de producción, entre otras medidas.

Este domingo entrará en vigor el «Protocolo de Nagoya sobre acceso a los recursos genéticos y participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de su utilización». No obstante -alertan. convendría «introducir, para 2015, medidas legislativas, administrativas o de políticas y estructuras institucionales para aplicarlo, creando acciones de sensibilización y dando participación al sector privado y a las comunidades indígenas y locales».

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