El autor del primer gol en un Mundial fue un modesto trabajador de la Peugeot que llegó a Uruguay tras viajar durante once días en barco. Lucient Laurent era un delantero veloz, al que apodaban «Petit Lulú», por su estatura, y que entró en la historia del fútbol gracias a un disparo desde el lateral del área que sorprendió al mexicano Óscar Bonfiglio, a los 19 minutos del partido disputado en el estadio de Pocitos, el campo del Peñarol, ante un millar de espectadores. Instantes después, también en Montevideo, en el Parque Central, estadio del Nacional, Bart McGhee, un escocés emigrado a Norteamérica, marcaba el primer gol de Estados Unidos contra Bélgica, en el otro partido que se jugaba de forma simultánea en aquella primera jornada mundialista. Francia venció a México por 4-1 y Estados Unidos a Bélgica por 3-0. Por tan sólo cuatro minutos, Laurent desplazó a McGhee de la historia de los Mundiales.






