Está feliz y lo transmite. Lejos ya de las apreturas del pasado Europeo, Juan Antonio Orenga está más hecho a su papel de seleccionador. Lo disfruta más. Relajado en cada rueda de prensa, mide mucho sus palabras. Como si se trajera la lección aprendida de casa. Aún no han venido muchas curvas, pero el técnico las anticipa.
La primera, el lunes ante Brasil, la superaron con buena nota y el miércoles llega la segunda, frente al campeón de Europa, Francia. Un viejo conocido que les dejó fuera de la final el año pasado. «No me preocupa Francia en exceso, al igual que no me preocupaba Brasil Si nosotros estamos bien, a nivel colectivo bien, no me preocupa tanto el rival. Hemos jugado muchas veces con ellos y lo conocemos bien. Estamos preparados», señaló el técnico.
El duelo será muy diferente a cualquiera del pasado. «Francia ha cambiado mucho. Ahora juega de manera más colectiva, sobre todo cuando tienen problemas o apuros. Juegan mucho en equipo. Son muy físicos y tienen mucho poder de intimidación», apunta. Sin Parker o Ajinca, la clave es Boris Diaw, un «jugador que maneja el ritmo del partido», reconoce Orenga.
Las ausencias convierten a Francia en “un equipo imprevisible porque está en formación buscando el equilibrio. Todos se reparten la responsabilidad anotadora y es cuando se meten en el partido», dice el técnico, que para la siguiente fase no se decanta por ningún rival. «Me ha sorprendido como a todos Filipinas o Senegal, y también que equipos que pensábamos que iban a estar más fuertes tengan problemas, como Croacia o Argentina. No puedo decir nada sobre el partido de octavos. Cualquiera que se puede meter va a ser complicado».