BMW

Así se reducen los reflejos al volante después de tomar una sola copa

12 de cada 100 conductores cogen sus coches después de consumir alcohol o drogas y en un 50% de los accidentes mortales el alcohol está presente

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Poco a poco la sociedad va tomamdo consciencia de la importancia de no conducir después de haber ingerido alcohol. Pese a ello, un alto número de accidentes de tráfico tienen al alcohol y a las drogas como protagonistas.

Según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), 12 de cada 100 conductores se ponen al volante de sus coches después de consumir alcohol u otras drogas ilegales y, en un 50% de los accidentes mortales el alcohol está presente. De este modo, existe una falsa creencia según la cual, según el Doctor Augusto Zafra, director de la clínica de desintoxicación IVANE del Hospital Nisa-Vithas Aguas Vivas, «ingerir una pequeña dosis de alcohol no influye a la hora de ponerse delante del volante pero lo cierto es que desde que se produce el consumo de la primera copa, el alcohol influye en las capacidades para conducir sin que seamos conscientes, reduciendo los reflejos y la concentración».

El alcohol altera las capacidades a la hora de realizar una conducción segura, produciendo repercusiones en diferentes áreas cognitivas y conductuales de la persona. Algunas de las alteraciones que aparecen después de haber consumido alcohol, según Zafra, son alteraciones en la percepción, en la atención, en los reflejos mentales o alteraciones motoras.

En las alteraciones del comportamiento, aparece la dificultad en la toma de decisiones y la falsa seguridad en uno mismo y, por consiguiente, se asumen mayores riesgos en la carretera, aumentando las conductas impulsivas y disminuyendo de esta forma el sentido de la responsabilidad al volante, argumenta el psiquiatra de IVANE.

Según Zafra, los movimientos oculares son más lentos, teniendo dificultades para calcular la velocidad y se produce una reducción del campo visual y fatiga ocular. Además, aparecen dificultades a la hora de atender a dos fuentes a la vez y mantener el nivel de atención resulta complicado. Cuando una persona bebe también se muestra dificultad a la hora de coordinar diferentes movimientos, disminuye la precisión y se producen alteraciones en el equilibrio. Y el tiempo de reacción aumenta ante la toma de decisiones, indica el especialista.

Los peligros de las drogas

Las drogas ilegales también causan efectos en la conducción, por ejemplo, -añade- la marihuana retrasa el tiempo de reacción y disminuye la coordinación motora; el consumo de cocaína produce conductas más agresivas, imprudentes y disminución de percepción de riesgo; y, medicamentos como los benzodiacepinas, también pueden aparecer repercusiones en la conducción, causando enlentecimiento, mareos o sueño.

Tal y como se ha podido observar, «tomar conciencia de la problemática que supone conducir bajo los efectos del alcohol es fundamental para valorar si es necesario subir al coche o si realmente existen otras alternativas». En este sentido, «cuando aparece consumo de alcohol y el acto de la conducción la única solución es la prevención ya que las consecuencias generadas es la posibilidad de graves accidentes de tráfico con daños irreparables para la propia persona y para terceros», asegura el director de IVANE.

Ver los comentarios