Los cambios exteriores han afectado sobre todo al frontal y a la antena de la radio, ahora en estilo aleta de tiburón
Los cambios exteriores han afectado sobre todo al frontal y a la antena de la radio, ahora en estilo aleta de tiburón
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Probamos en profundidad el ASX, el renovado SUV compacto de Mitsubishi, en gasolina y en diésel

Alto y bien rematado, destaca sobre todo por su buena relación calidad precio

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La marca de los diamantes acaba de renovar su modelo estrella, el ASX, con un abanico de cambios que afectan sobre todo a la estética, siguiendo la nueva línea de diseño Dinamic Shield. Unos cambios que han afectado sobre todo al frontal, dotándose al nuevo ASX de un nuevo paragolpes que une los grupos ópticos delanteros, ligeramente retocados, para asemejar su imagen con el nuevo Outlander. Además, se ha incorporado una nueva antena tipo aleta de tiburón, luces traseras LED y nuevos diseños de llantas.

El ASX es el Mitsubishi más vendido en Europa, y lo es por buenas razones. Es un coche sólido y bien rematado, con los atributos de un SUV compacto pero bien dotado para enfrentarse a pistas algo rotas y a obstáculos que dejarían fuera de combate a otros vehículos del segmento.

Tras la actualización mantiene intacta su principal baza: una óptima relación calidad precio, que parte desde los 15.900 euros en la versión con motor de gasolina de 117CV y acabado Challenge, que incluye incluye climatizador, llantas de aleación de 16 pulgadas, volante multifunción, control de crucero, radar de aproximación trasero y sensores de lluvia y luces, además de control de estabilidad activo, ABS con EDB y sistema de asistencia de arranque en cuesta. Un equipamiento muy completo que viene respaldado por un un cambio manual de seis relaciones y un motor cumplidor y eficaz, como pudimos comprobar durante su presentación, que no derrocha potencia pero al que tampoco le falta nada para cumplir con las necesidades del día a día.

Respecto al interior, en esta opción de acabados es espartano pero bien rematado y de aspecto resistente. El habitáculo es espacioso, pese al tamaño compacto del SUV, y en el salpicadero cobra protagonismo una pantalla más grande y de mejor calidad que en la versión precedente con la que se interactúa con el navegador, fácil y rápido de usar, y con el sistema de entretenimiento. Es necesario mencionar la existencia de algunos errores de traducción en los menús del sistema de navegación y en la dicción del navegador, que ni mucho menos dificultan su uso, pero si le restan un punto de calidad. Cabe destacar que el acceso es alto, como corresponde a un SUV que no quiere mantenerse únicamente pegado al territorio asfaltado, pero no incómodo.

Las dos siguientes versiones de equipamiento, Motion y Kaiteki, añaden equipamiento y refinamiento en el interior. La primera incorpora cámara de visión trasera, retrovisor fotosensible y sistema de apertura de puertas sin llave, y la Kaiteki, tope de gama, techo panorámico con iluminación ambiental LED -que da al interior un toque agradable durante la conducción nocturna-, tapicería de cuero, faros de Xenón y asientos calefactables.

Kaiteki era precisamente el nivel de acabados de la unidad que probamos con motorización diésel, propulsada por un motor 2.2 de 150 CV -existe la opción de optar, en este combustible, por un 1.6 de 114CV-, al que no le falta potencia para llegar a cualquier parte y que incluso durante la conducción da la sensación de ser más de lo que es sobre el papel.

Nuestra combinación viene acompañada de tracción total, que garantiza poder circular por pistas algo rotas y caminos un poco descompuestos, y de un cambio automático de seis velocidades por convertidor de par con levas en el volante. Este cambio, que sobre todo se agradece en ciudad, trata de exprimir al máximo la potencia del motor. Éste, sin embargo, llega a revolucionarse quizá en exceso, lo que obliga a jugar con las levas para tratar de reducir tanto ruidos como consumos, en especial en marchas cortas.

Este último aspecto, el consumo, es el punto más débil de esta motorización. Homologa 8,8 litros por cada cien kilómetros en el ciclo mixto, una cifra que logramos rebajar a 8,4, si bien llegamos a alcanzar en ciudad picos de más de 12 litros de forma habitual.

Interior del ASX con cambio automático
Interior del ASX con cambio automático

Conclusión

El ASX ofrece una gran cantidad de equipamiento a unos niveles de precios difíciles de alcanzar por su competencia. Ello en un coche sólido, fiable y bien rematado, y de dimensiones relativamente compactas. Además, su altura y su configuración le permiten situarse un paso más allá de un SUV al uso, permitiendo 'excursiones' a lugares donde la carretera comienza a confundirse con un camino, o incluso un poco más allá. El desempeño de los motores menos potentes, sobre todo el de gasolina, es bueno pese al peso del vehículo, lo que los convierte en una opción muy a tener en cuenta.

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