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Gasolina o diésel, claves para acertar

Al contrario de lo que ha sucedido durante años en nuestro país, durante el pasado 2015 la demanda de coches de gasóleo ha descendido frente a sus equivalentes de gasolina, pasando de una cuota del 67,5% al 60,4%

Madrid Actualizado: Guardar
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Hasta hace muy poco, la "fiebre" diésel lo podía todo, sobre todo en mercados como el español de cara a la adquisicion de modelos de tamaño superior a un utilitario. Sin embargo la tendencia está cambiando, fruto de problemáticas como el escándalo de las emisiones de esta clase de motores protagonizado por el Grupo Volkswagen. También por una mayor concienciación del usuario, que no solo va teniendo claro que esta alternativa contamina (a menudo por encima de los modelos de gasolina), sino que, sobre todo, no siempre sale más a cuenta conforme al uso que hace del vehículo.

Durante 2015, la cuota de ventas de modelos impulsados por gasóleo ha quedado en el 62,9%, cuando en 2014 era del 66%.

Con todo, uno de los grandes dilemas al comprar coche es, precisamente, si debe ser diésel o gasolina. Y la respuesta puede ser muy sencilla... o muy difícil.

Hace años, tras la primera crisis del petróleo de 1973 y un poco más tarde cuando empezamos a tomar conciencia medioambiental, el diésel tomó ventaja: su menor consumo suponía, a la vez, menores emisiones. Y su composición y fiscalidad lo han hecho desde siempre más barato.

Con la llegada de los turbos, estas mecánicas redujeron gasto a cifras, en algunos casos, irrisorias. Y mejoraron de forma simultánea reacciones y reprís, muchas veces por encima de sus homólogos de gasolina. Pero este impulso supuso un incremento del precio de este tipo de modelos respecto a los de gasolina. Y no siempre compensa.

Los motores diésel consumen menos que los de gasolina, y eso se nota al repostar. Pero el progresivo incremento en las tarifas de estos automóviles obliga a hacer números para esclarecer si realmente su adquisición conviene.

Y es que, habitulmente, la compra de un diésel compensa cuando se han de realizar muchos kilómetros. De ahí la importancia de tener claro de antemano el uso que daremos al coche. Diversos estudios reflejan que el 80% de los europeos no hacen más de 50 km diarios y eso lleva, por la 'cuenta de la vieja', a saber que la gran mayoría no hará más de 15.000 km anuales. Así que, haciendo cuentas, en la mayoría de casos, y valorando en que un diésel suele costar entre 2.000 y 3.000 euros más que su equivalente de gasolina, habría que recorrer un mínimo de 20.000 kilómetros para compensar el coste extra.

¿Qué tener en cuenta para comprar coche?

Además de una estimación de los kilómetros anuales, si lo vamos a usar en ciudad y solo un par de veces al año para realizar un gran viaje. Si únicamente vamos a conducirlo para llevar a los niños al colegio e ir al trabajo en la misma zona, o por el contrario si somos representantes de una empresa y debemos viajar continuamente.

Los motores diésel han mejorado mucho, pero su evolución está llegando al límite. Por otra parte, emiten partículas de NOx más nocivas aún que las de CO2. De paso, sus reparaciones suelen ser más caras y el coste del seguro, al tener un precio de partida más alto, también es más elevado.

En el polo opuesto, la evolución de los motores de gasolina ha sido muy importante. Una de las palabras que más suenan en este ámbito es downsizing: reducción del tamaño del motor para conseguir menores consumos. Sin embargo, al contar con turbo ganan potencia. El resultado son propulsores más eficientes que sus equivalentes de hace años, con buen repris y que, para muchos, bastan sobradamente.

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