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El 34% de los padres reconoce que infringen en alguna ocasión las normas de tráfico

El «I Barómetro sobre la Educación Vial en España» concluye que superar la velocidad y usar el móvil en el coche son las normas que menos se respetan

Madrid Actualizado: Guardar
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Los más pequeños de la casa siempre se fijan en lo que hacen los mayores. Es por eso que «predicar con el ejemplo» es la clave para que las próximas generaciones de peatones y conductores sean más responsables, y con ello se pueda reducir en número de siniestros en carretera.

Esta es una de las conclusiones del «I Barómetro sobre la Educación Vial en España». Un informe realizado por la Fundación Mapfre, en el que queda reflejado que la familia es el lugar donde los niños deben aprender y reforzar conductas relacionadas con la seguridad vial. Cuestiones tan importantes como respetar los semáforos y los pasos de cebra, abrocharse correctamente el cinturón de seguridad y utilizar el casco y elementos reflectantes cuando circulan en bicicleta, entre otros.

Precisamente, uno de los datos del estudio, llama la atención sobre determinadas conductas, ya que el 34% de los padres reconocen que a veces incumplen alguna norma del código de circulación. El dato positivo es que dos de cada tres afirma que respeta siempre las normas. Un 18% de los docentes, sin embargo, afirman que los padres no siempre respetan la normativa de tráfico.

Superar la velocidad máxima permitida, utilizar el teléfono móvil mientras se conduce, y no abrocharse el cinturón de seguridad son las tres normas cuyo incumplimiento provoca más fallecimientos en la carretera. Y al mismo tiempo, según el barómetro, son las que con más frecuencia infringen los padres.

Según Jesús Monclús, director del Área de Prevención y Seguridad Vial de Fundación Mapfre, «puede que la percepción de los padres no sea real, y en algunas ocasiones no se dan cuenta siquiera de que están infringiendo una norma». La prueba la podemos ver «si vamos la puerta de cualquier colegio, y observamos cómo los padres, e incluso algún profesor, cruza la calle por una zona indebida, se sube en el coche con los niños y arranca sin haberse puesto el cinturón de seguridad, o realiza una llamada telefónica cuando está al volante».

La gran mayoría de los padres confiesa actuar prudentemente al volante, independientemente de la presencia de sus hijos en el vehículo. Según el barómetro, un 65 por ciento las respeta «siempre», un 37,9 por ciento las respeta «más en presencia de sus hijos» y un 1 por ciento, «solo en viajes largos».

Las que más se infringen son aquellas que tienen que ver con el exceso de velocidad (36,4 por ciento), seguida del uso del teléfono móvil, el cinturón de seguridad y las actitudes agresivas al volante.

Tanto los padres encuestados como los profesores que han participado en el estudio coinciden de forma mayoritaria a la hora de valorar positivamente la educación vial que se imparte actualmente en los centros educativos, aunque el barómetro también apunta que sigue siendo necesario mejorar la educación vial, especialmente en aquellos centros en los que apenas se llevan a cabo actividades específicas en esta materia.

Así lo creen más de la mitad de los 526 profesores y 206 padres que han participado en una encuesta, realizada el pasado mes de octubre por Fundación MAPFRE.

El informe pone de manifiesto, además, el gran consenso que existe también entre docentes y padres para incluir en el currículo escolar una asignatura específica sobre educación vial. Un 58 por ciento de los docentes y un 63,1 por ciento de los padres se posiciona a favor de poner en marcha esta iniciativa, que el pasado mes de mayo aprobó el Congreso de los Diputados y que insta al Gobierno a incluir la educación vial en los ciclos de Primaria y Secundaria.

Jesus Monclús ha destacado durante la presentación de este trabajo que «uno de los grupos en los que más ha descendido la siniestralidad vial mortal ha sido el de jóvenes entre 20 y 30 años, el segmento de edad a quien más se han dirigido los programas de educación vial en los últimos años».

En este sentido se ha referido a la importancia de la educación, «por la clara relación causa-efecto que existe», sobre todo en el caso de los más pequeños, entre el grado de conocimientos y comportamientos seguros, y ha señalado que la familia es la clave a la hora de transmitir y reforzar conceptos básicos.

El informe también destaca la labor que desempeñan los agentes de policía en relación a la prevención y formación sobre seguridad vial, así como que pese a que una amplia mayoría de los profesores (8 de cada 10) no ha recibido formación ni ha participado en programas formativos específicos sobre educación vial, muchos de ellos admiten encontrar con facilidad recursos para incluir en sus clases.

En esta línea, el Director del Área de Prevención y Seguridad Vial de Fundación MAPFRE, ha mostrado su preocupación por este dato y ha señalado a ABC.es que «1.700 muertos al año en las carreteras, entre ellos 50 niños, son cifras que demuestran que hay que hacer bastante más de lo que estamos haciendo en España»

Más de un millón de menores de 23 países recibieron el año pasado educación vial gracias a los programas gratuitos que desarrolla Fundación MAPFRE en colaboración con los centros educativos. Los jóvenes también participaron en actividades de carácter formativo, como “Bicis y Cascos” en España, y otras para promover la conducción segura de bicicletas, motos y ciclomotores en países como Argentina y Chile.

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