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Todo lo que hay que saber sobre el mantenimiento de los frenos

Los frenos y el sistema de detención es uno de los principales elementos activos del vehículo en materia de seguridad y eficacia en la conducción bajo cualquier circunstancia. Son fundamentales al circular, permitiendo la detención del vehículo, pero sufren un desgaste que disminuye su efectividad y que, eventualmente, obliga a su sustitución.

Todo lo que hay que saber sobre el mantenimiento de los frenos

e. cano

En este sentido, el comparador de precios en talleres Tallerator.es recuerda un conjunto de apartados esenciales a tener en cuenta sobre los frenos y su mantenimiento para ahorrar en facturas inesperadas y, lo más importante, prevenir percances.

La característica más importantes de estos elementos se centra en la potencia de frenada que pueden suministrar al vehículo, algo que va unido a la distancia de frenada. Ésta dependerá del estado de los elementos que lo componen: neumáticos y presión, amortiguadores y elementos de la suspensión, estado del pavimento, carga del vehículo… y por supuesto, estado y habilidad del conductor.

Como destacados del sistema figuran pastillas y discos delanteros y traseros, aunque no son los únicos que sufren desgaste ni los únicos que obligan a cambios a medida que pasan tiempo y kilómetros.

En todo caso, discos y pastillas se sustituyen más periódicamente. Se desgastan por rozamiento, primero las pastillas, pues su material de fricción es más blando, aunque en ocasiones, debido al tipo de conducción o por la utilización del vehículo (ciudad, carretera, carga…), el cambio de los discos va parejo.

Los frenos traseros, al no soportar el peso de la detención por inercia (transferencia de masas), suelen ser más pequeños y su desgaste es menor que el de los delanteros. Su duración viene a ser el doble o el triple que la de aquellos.

Los frenos traseros, aunque cada vez menos frecuente, pueden ser de tambor con zapatas, más rudimentarios. Suele tener menor eficacia y resistencia a la fatiga, pero su duración es más elevada.

Pastillas

La necesidad de realizar el cambio se suele señalar en un indicador luminoso del cuadro de instrumentos. Las pastillas de freno (pueden ser una, 2 ó las 4) disponen de un tetón indicador a una distancia concreta para que, cuando su grosor se reduce, roce con la superficie de fricción del disco, haga masa y a través de un cable llegue al testigo del panel. Hay pastillas con indicadores sonoros que mediante un acople metálico a cierta distancia, como en el primer caso, al disminuir grosor rozan con la superficie del disco y producen un ruido agudo que advierte de la inminencia de su sustitución.

También hay modelos en los que el fabricante no coloca dispositivo de aviso alguno. En ese caso se puede comprobar su estado a través del líquido de frenos: según cómo se vayan gastando las pastillas, el nivel de aquel baja en el depósito. Incluso si esa disminución es significativa, puede llegarse a indicar en el cuadro de mandos con un «chivato» luminoso.

Comprobar visualmente el grosor de las pastillas a través de las llantas es otra forma de conocer su estado, pero en ocasiones son poco visibles y pueden llevar a error. Además, un nivel bajo del líquido de frenos puede advertir de un problema en el circuito por una fuga que derive en falta presión sobre el pedal.

Los discos

Por la fricción con la pastilla, también se desgastan, aunque con más km. Se sustituyen cuando baja el grosor al mínimo indicado por el fabricante, previa recomendación de un mecánico.

Si las pastillas se han gastado y rozan el disco pueden rayarlo aunque su grosor sea adecuado. Un disco rayado o gastado con pastillas nuevas no acopla bien, y en consecuencia la frenada pierde eficacia. Además, ocasiona ruidos yvibraciones en la parada, y deterioran antes de tiempo las pastillas.

También se pueden cambiar pastillas para evitar ruidos de frenada, pues a veces las primeras se endurecen e incluso cristalizan. Antes se intenta limpiar la suciedad provocada por el desgaste en pinzas y porta-pinzas, y untar una grasa de base de cobre en los apoyos o contactos de la pastillas para evitar vibraciones y ruidos, algo que incluso puede pasar cambiando el conjunto disco-pastilla.

El líquido de frenos

Este componente sufre con el paso del tiempo, pues soporta elevadas temperaturas (ocasionadas por el rozamiento de las pastillas y discos) y presiones del circuito. Se aconseja cambiarlo cada 2 ó 3 años y comprobar su estado anualmente. Un mal líquido ocasiona deterioro, sobre todo de los elementos del sistema de frenado que tengan o se compongan de retenes o juntas de goma, como la bomba de freno, los bombines de los frenos traseros y los latiguillos.

Para detectar el estado del líquido de frenos, los talleres disponen de un comprobador específico que, a partir de una muestra o actuando directamente en el depósito en el compartimento motor, lo hace hervir para chequear su temperatura de ebullición, como mínimo de 165º C. Ojo: el líquido se deteriora, oxida y pierde cualidades, sobre todo para soportar temperaturas elevadas. Según su calidad puede ser: DOT 3 (205º C), DOT 4 (230º C) o DOT 5.1 (260º C).

Tambores y zapatas

Cada vez menos frecuentes, aunque de nuevo sometidos a desgaste por la superficie de contacto del tambor. Su duración es elevada, sobre todo comparados con los frenos delanteros.

Al sustituirlos hay que rectificarlos. Por el paso del tiempo y el mal estado del líquido de frenos se ocasionen pérdidas o fugas en su sistema.

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