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«Luego por la noche a El Penta a escuchar canciones que consiguen que te pueda amar», cantaba Antonio Vega en su Chica de Ayer. Un referente de la Movida madrileña por el que pasó todo el que era «alguien», o que al menos aspiraba a serlo. El Pentagrama, su verdadero nombre, se llenaba tanto que a tan sólo diez metros sus dueños crearon El Otro Bar, en un alarde de imaginación al poner el nombre y que según dicen, se ha convertido en la sala vip de El Penta. Ambos siempre compartirán una cosa: el espíritu por revivir la Movida.
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