Paseo para conocer los rincones más «burgueses» de Madrid
Congreso de los Diputados - JAIME GARcIA

Paseo para conocer los rincones más «burgueses» de Madrid

Tras la ocupación francesa y la Guerra de la Independencia la capital se vio abocada a renovarse; un auge burgués, impulsado tras la muerte de Fernando VII, que transformó la estética de la ciudad y del que hoy se conservan numerosas construcciones

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Tras la ocupación francesa y la Guerra de la Independencia la capital se vio abocada a renovarse; un auge burgués, impulsado tras la muerte de Fernando VII, que transformó la estética de la ciudad y del que hoy se conservan numerosas construcciones

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  1. El Congreso de los Diputados

    Congreso de los Diputados
    Congreso de los Diputados - JAIME GARcÍA

    El palacio de las Cortes Españolas, sede del Congreso de los Diputados, se levantó en el emplazamiento del antiguo convento del Espíritu Santo que, ya desocupado por los frailes, fue utilizado como sede de la Cámara Baja entre 1834 y 1841. El concurso que se convocó para poner en pie la actual construcción fue ganado por el arquitecto Narciso Pascual y Colomer, que culminó sus obras en 1850.

    En la fachada principal, una escalinata asciende hasta el pórtico neoclásico, con seis imponentes columnas estriadas, de orden corintio, sobre las que se levanta el frontón triangular decorado con relieves de Ponciano Ponzano. Los emblemáticos leones que flanquean la entrada son obra del mismo escultor y fueron fundidos con el hierro de los cañones capturados durante la guerra de África.

    Bajo el frontón, la puerta de bronce cincelado se abre tan sólo en ocasiones muy señaladas como la reciente proclamación de Felipe VI. Entre las estancias del edificio, de planta simétrica, destaca el conocido salón de Sesiones, pero también la biblioteca o el salón de Conferencias, más conocido como el salón de «Pasos Perdidos». Retratos, tapices y muebles valiosos decoran la sede del parlamento español, que en las últimas décadas ha experimentado varias reformas y ampliaciones mediante su conexión con edificios anexos.

  2. Plaza de Oriente

    Plaza de Oriente
    Plaza de Oriente - ACB

    La creación de la plaza de Oriente tuvo a su primer impulsor en José Bonaparte. El conocido popularmente como el «rey plazuelas» quiso levantar frente al Palacio Real una gran zona con jardines que embelleciese el conjunto arquitectónico y le diese una perspectiva monumental. La brevedad de su reinado, entre 1808 y 1812, sólo alcanzó, por lo que a este proyecto se refiere, para demoler las viejas casas medievales que se levantaban frente al palacio.

    Poco después, en 1817, Fernando VII subvencionaba la construcción de un nuevo teatro, el Real, y encargaba otro proyecto para la plaza de Oriente que tampoco se llevó a cabo. La configuración definitiva de la plaza llegó en el reinado de Isabel II, siguiendo el diseño del arquitecto Narciso Pascual y Colomer que alarga las dos manzanas a ambos lados del teatro.

    En 1844, año en que se concluye la plaza, se instala en el centro la estatua ecuestre de Felipe IV, una de las mejores de Madrid; esta escultura, encargada por el propio Felipe IV, había sido realizada por el italiano Pedro Tacca en 1640. Fue la primera estatua que lograba presentar al caballo apoyado tan sólo sobre sus dos patas traseras, gracias a los cálculos realizados por Galileo Galilei.

    La plaza, con unos jardines esmeradamente diseñados y cuidados, es hoy un auténtico museo escultórico. Aparte del monumento a Felipe IV, otras 20 estatuas de otros tantos monarcas españoles, situadas simétricamente, rodean el espacio. A ellas hay que añadir la figura en bronce del cabo Luis Noval, de la que fue autor Mariano Benlliure.

  3. Las corralas

    Corrala de la calle Tribulete
    Corrala de la calle Tribulete - Belén Díaz

    Conocidas popularmente como «corralas» por su parecido arquitectónico con los antiguos corrales de comedias del siglo XVII, las casas de corredor son un ejemplo de vivienda popular en el Madrid de mediados del siglo XIX. Estas casas de vecinos se construyeron para dar respuesta a la necesidad de alojamiento de los inmigrantes, que llegaban a la capital dispuestos a protagonizar la primera revolución industrial.

    A las viviendas de las corralas se accede mediante unas galerías exteriores comunes que se asoman generalmente a un patio interior; en sus orígenes también disponían de servicios comunes para cada piso. La corrala de la calle de Tribulete es de las más conocidas de Madrid. Con sus galerías abiertas directamente a la calle de Mesón de Paredes, fue edificada por José María de Mariátegui en 1839; en 1872 José Peña Reigosa la sometió a una primera reforma y ampliación.

    El inmueble conforma su estructura a base de entramados de madera en los muros y viguetas también de este material. En el patio que se extiende frente a sus galerías se han celebrado multitud de representaciones teatrales con el castizo edificio como decorado real.

  4. Iglesia de Santiago y San Juan

    Iglesia de Santiago
    Iglesia de Santiago - ABC

    La iglesia de Santiago se encuentra ubicada en la plaza del mismo nombre y fue edificada para compensar la desaparición del antiguo templo dedicado al apóstol; tanto éste como el de los Santos Juanes habían caído bajo la política de derribos de José Bonaparte, que pretendía con ello despejar el entorno del Palacio Real abriendo el espacio de lo que sería la futura plaza de Oriente.La nueva parroquia de Santiago fue construida entre 1811 y 1814 por el arquitecto Juan Antonio Cuervo.

    La sobria fachada, cuadrangular y académica, sigue las pautas del neoclasicismo; desde el exterior puede destacarse también la linterna, totalmente acristalada, que remata la cúpula. En el interior del templo, que muestra planta de cruz griega con un deambulatorio a los pies, se conservan obras de arte de un interés notable. Entre ellas, el lienzo de Santiago «Matamoros» del altar mayor, obra de Francisco Rizzi, y el «Bautismo de Cristo» de Carreño de Miranda, en el crucero; ambos cuadros fueron trasladados, respectivamente, desde las antiguas iglesias de Santiago y los Santos Juanes hechas demoler por José Bonaparte.

  5. Palacio del Senado

    Palacio del Senado
    Palacio del Senado - ABC

    El palacio del Senado, en la plaza de la Marina Española, se asienta entre los muros de un antiguo convento de agustinos calzados que había sido fundado en 1590 por una dama de la Corte, María de Aragón, y cuya construcción se debía a Francisco de Mora. Mucho después, a principios del siglo XIX, el viejo edificio fue destinado a convertirse en la sede del Senado español, para lo que se le sometió a múltiples transformaciones, hasta reconvertirlo en el palacio de corte clasicista que es actualmente.

    La primera y profunda reforma fue dirigida en 1845 por Aníbal Álvarez Bouquel, que dio a la planta su trazado rectangular en torno a dos patios y configuró una nueva fachada, aunque ésta ha sido modificada posteriormente en diversas ocasiones; en 1860, fue Jerónimo de la Gándara quien remató la entrada principal con un gran frontón. En su interior destacan el salón de Sesiones, neoclásico, que se encuentra instalado sobre la primitiva iglesia conventual, y la sala de lectura de la biblioteca, que fue diseñada por Emilio Rodríguez Ayuso en estilo neogótico; en esta estancia, las estanterías se sustentan sobre una soberbia estructura de hierro que alcanza hasta el techo.

    En otro orden de cosas, la biblioteca alberga importantes fondos históricos, con unos 100.000 volúmenes. En cuanto a las pinturas que decoran el palacio, son mayoritariamente de artistas decimonónicos y tema histórico, aunque en los últimos años esta colección se ha visto enriquecida con lienzos de arte contemporáneo.En 1991 se inauguró un edificio anexo con el que se ampliaron las instalaciones del Senado, según el proyecto de Salvador Gayarre; este anexo consta de tres cuerpos e incluye un hemiciclo moderno que da a la calle de Bailén.

  6. Palacio del Duque de Rivas

    Palacio del Duque de Rivas
    Palacio del Duque de Rivas - ABC

    El palacio del Duque de Rivas, emplazado en la calle homónima, es conocido también como palacio de Viana, y fue en sus orígenes la casa señorial que doña Beatriz Galindo se hizo construir –a principios del siglo XVI–, junto al monasterio de la Concepción Jerónima, también fundado por esta dama de la Corte de Isabel la Católica. El viejo monasterio, en grave estado de deterioro, fue demolido a mediados del siglo XIX. El palacio, por su parte, había ido experimentando a lo largo del tiempo abundantes transformaciones.

    La primitiva fachada renacentista se había reconvertido al neoclasicismo en el siglo XVIII, pero su actual fisonomía es producto sobre todo de la sustancial reforma introducida en 1843 por iniciativa de Ángel Saavedra Ramírez de Baquedano, heredero de la propiedad por vía sucesoria y más conocido como el duque de Rivas, el célebre escritor romántico. Las obras corrieron a cargo de Francisco Javier de Mariátegui, que añadió una segunda planta y adaptó la casa-palacio al gusto de la época.

    Los sucesores del escritor ostentaron también el título de marqueses de Viana, lo que aportó el otro nombre alternativo con que se conoce el edificio. Ya entrado el siglo XX, en 1939 el palacio fue arrendado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, que concluye por comprarlo en 1956 para convertirlo en dependencias oficiales. Posteriormente se realizó otra importante remodelación que fue dirigida por el arquitecto Luis Martínez Feduchi.

  7. Puerta de Toledo

    Puerta de Toledo
    Puerta de Toledo - ABC

    Ubicada en la glorieta de la Puerta de Toledo y con una altura de 19 metros, este monumento se comenzó a construir en 1812 bajo la dirección del arquitecto Antonio López Aguado, que seguía las órdenes de José Bonaparte. En 1813, tras la salida de los franceses, el Ayuntamiento de Madrid decidió continuar la obra y convertirla en el marco de recepción del rey Fernando VII, como se recoge en el friso ubicado bajo el principal grupo escultórico. Fue inaugurada en 1827.

    Está construida en granito y formada por un arco central de medio punto y dos puertas adinteladas. La decoración consiste en medias columnas estriadas de orden jónico a los lados del arco central y pilastras del mismo estilo en los laterales. Se encuentra coronada por un grupo escultórico en piedra de José Ginés y en la fachada norte aparece, sostenido por dos niños, un escudo con las armas de la Villa.Sobre las puertas laterales descansan trofeos militares.

    La de Toledo fue la última puerta monumental que se construyó en Madrid; se hallaba en el perímetro de la cerca que rodeaba la ciudad con fines fiscales y de control urbanístico, y daba entrada en la capital al antiguo camino real de Andalucía.

  8. Palacio del Marqués de Salamanca

    Palacio del Marqués de Salamanca
    Palacio del Marqués de Salamanca - ÁNGEL NAVARRETE

    El palacio del Marqués de Salamanca se levantó sobre los terrenos de un antiguo convento de agustinos recoletos, derribado en 1836; el nombre de esta congregación, en parte al menos, se ha perpetuado en la denominación con la que continuamos conociendo al paseo de Recoletos, en el que se halla el palacio. El palacio que se hizo construir el polifacético marqués de Salamanca fue proyectado por el arquitecto Narciso Pascual y Colomer, que concluyó las obras en 1855; se hallaba en el centro de un cuidado jardín y contaba inicialmente con un solo bloque central de dos plantas.

    De estilo neorrenacentista, este edificio marcó la pauta de las residencias señoriales que van construyéndose en el entorno durante la segunda mitad del siglo XIX. En su amplia fachada principal destacan las tres puertas en arco de medio punto, decoradas con pilastras, sobre las que se levantan otros tantos balcones arquitrabados; grutescos y medallones decoran los vanos de la planta superior, la cual se corona con una hermosa balaustrada de piedra.

    El inmueble fue adquirido por el Banco Hipotecario en 1905 para convertirlo en su sede madrileña, y desde entonces ha experimentado diversos arreglos y ampliaciones, destacando el añadido de las alas norte y sur que dirigió Luis Gutiérrez Soto entre 1948 y 1952. Tras las última fusiones bancarias, el palacio está ocupado actualmente por oficinas de la Fundación BBVA.

  9. Puerta del Sol

    Puerta del Sol
    Puerta del Sol - JOsé RAMÓN LADRA

    La Puerta del Sol fue en sus orígenes uno de los accesos de la cerca con que se rodeó Madrid en el siglo XV; esta cerca recogió en su perímetro los arrabales medievales que habían ido creciendo extramuros, en torno a la muralla cristiana del siglo XII. El nombre de la puerta, dedicada al astro rey, se debe a que ésta se orientaba hacia levante. Las primeras edificaciones en ese enclave datan de 1560 pero es la construcción de la Casa de Correos, en 1768, la que empieza a sentar las bases urbanísticas de la actual Puerta del Sol y su creciente importancia como punto céntrico de Madrid.

    Tras la conversión de la Real Casa de Correos en sede del Ministerio de Gobernación, en 1847, se observa la conveniencia de derribar algunas casas de la zona para realzar el edificio, darle seguridad y, en definitiva, crear una gran plaza. En este sentido, y en aplicación de las leyes de desamortización de Mendizábal, se derriban, entre otros, los conventos de San Felipe y Nuestra Señora de las Victorias allí ubicados. Entre 1857 y 1862, Lucio del Valle, Juan Rivera y José Morer llevan a cabo la transformación de la plaza, dándole su fisonomía actual. Para ello mantienen la alineación de la Casa de Correos en uno de los lados y construyen edificios de nueva planta y fachadas uniformes enfrente, adoptando una forma semicircular.

    En 1950 Manuel Herrero Palacios crea una zona ajardinada con dos fuentes en el centro, y en 1986 los arquitectos Antonio Riviere, Javier Ortega y Antonio González Capitel introducen una nueva reforma con la que ganan más espacio peatonal. Tras diversas reformas, estos elementos ornamentales se han mantenido. Destacan también sus esculturas: «La Mariblanca» realizada por Jerónimo García Callejo (la escultura original de esta Venus, esculpida por Ludovico Turqui, se conserva desde 1985 en la Casa de la Villa); «El Oso y el Madroño», obra de Antonio Navarro Santa Fe; y la estatua ecuestre de Carlos III, reproducción en bronce de Miguel Ángel Rodríguez y Eduardo Zancada de la obra de Juan Pascual de Mena que se conserva en el Museo de la Real Academia de Bellas Artes.

  10. Real Colegio de Cirugia y Medicina San Carlos

    Real Colegio de Cirugia y Medicina San Carlos de Madrid
    Real Colegio de Cirugia y Medicina San Carlos de Madrid - ABC

    El Real Colegio de Cirugía y Medicina, emplazado en la calle de Atocha, había sido proyectado inicialmente por Sabatini, en 1786, pero fueron Isidro González Velázquez y su sucesor, Tiburcio Pérez Cuervo, quienes finalmente hicieron realidad el edificio entre 1831 y 1836. El encargo de construir el colegio partía de Fernando VII, quien en 1827 había promulgado un decreto por el que se unificaba la práctica de la cirugía y la medicina, disciplinas hasta entonces independientes.

    El edificio es una muestra tardía pero representativa del neoclasicismo madrileño, fiel al estilo propugnado por el maestro Juan de Villanueva. Sobria y recia, la construcción dispone de dos plantas; en la fachada, sobre la puerta de acceso se eleva una columnata de orden dórico y un frontón rectangular rematado por una escultura.

    En el interior –configurado en torno a un patio central–, destaca el magnífico anfiteatro semicircular, cuyo graderío se diseñó para enseñar las técnicas quirúrgicas a los estudiantes. Convertido en facultad durante una etapa, este centro contribuyó de modo importante en los avances de la medicina española; Ramón y Cajal y Gregorio Marañón impartieron clases en sus aulas, y allí se realizó, en 1907, la primera intervención de corazón de la que se tiene noticia en España. Es la sede del Colegio de Médicos de Madrid.

  11. Teatro Español

    Fachada del Teatro Español en la plaza de Santa Ana
    Fachada del Teatro Español en la plaza de Santa Ana - ABC

    El Teatro Español se ubica en la plaza de Santa Ana, sobre el emplazamiento que anteriormente había ocupado un famoso corral de comedias que se llamó «de la Pacheca», primero, y «del Príncipe», después. Este local al descubierto, donde estrenaron sus obras los grandes dramaturgos del Siglo de Oro, permaneció en funcionamiento hasta 1745. En ese año se construyó el teatro cubierto que conocemos hoy, aunque el edificio sufrió un incendio y tuvo que ser reconstruido, en 1807, por Juan de Villanueva, que fue quien le confirió su actual corte neoclásico.

    Se le conocía como teatro del Príncipe hasta que, en 1849, muda el nombre por el de teatro Español. Bajo una denominación u otra, el histórico teatro ha encadenado incendios y rehabilitaciones, junto con las representaciones de los mejores autores de la escena nacional, jugando un papel especialmente decisivo en el lanzamiento del teatro romántico. Durante la efervescencia del romanticismo, de hecho, las célebres tertulias literarias del «Parnasillo», con Larra y Espronceda a la cabeza, se realizaron en los bajos de este local.

    El edificio es el más notable de la plaza de Santa Ana. La fachada principal, resaltada, está decorada con pilastras adosadas, frontones triangulares en los balcones y un frontón central a la altura del tejado.

  12. Teatro Real

    Teatro Real
    Teatro Real - ABC

    El Teatro Real, en la plaza de Oriente, se encuentra actualmente entre los mejores teatros de la ópera de Europa, por su magnífica acústica, y el nivel y modernidad de sus instalaciones. El edificio se emplaza sobre el solar del antiguo corral de comedias de los Caños del Peral; en 1713 se construyó el primer teatro cubierto, que se conserva hasta que, en 1817, Fernando VII decide sustituirlo por una nueva construcción que se adaptara a las obras de urbanización de la nueva plaza de Oriente.

    Esta adaptación fue la que condicionó la planta, un exágono irregular, del Teatro Real. El arquitecto elegido para levantar el edificio fue Antonio López Aguado, aunque las obras no concluyeron hasta 1850, de manos de Custodio Moreno. Tras la inauguración, con «La favorita» de Donnizetti, el teatro madrileño de la ópera emprende una larga etapa de esplendor, con «el todo Madrid» asistiendo a las representaciones de Verdi, Wagner, Nijinski… Ya entrado el siglo XX, el mal estado del inmueble hizo necesario su cierre, que se prolonga hasta que es restaurado y reabierto en 1966 como sala de conciertos.

    La más importante y definitiva restauración, sin embargo, fue la llevada a cabo por José Manuel González Valcárcel y Francisco Rodríguez Partearroyo; reinaugurado en 1997, el Teatro Real volvió a sus orígenes como teatro de la ópera en inmejorables condiciones técnicas. Con capacidad para 1.745 localidades, pueden destacarse el imponente vestíbulo, el espectacular escenario y la no menos impresionante lámpara central, sobre el patio de butacas.

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