La memoria de Madrid, en once recuerdos
Álvaro Iglesias, el héroe de Carranza, murió salvando varias vidas en un incendio

La memoria de Madrid, en once recuerdos

Las placas en memoria de personajes o hechos históricos de Madrid están ya digitalizadas y al alcance de todos. Estos son sólo once ejemplos de entre más de 320

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Las placas en memoria de personajes o hechos históricos de Madrid están ya digitalizadas y al alcance de todos. Estos son sólo once ejemplos de entre más de 320

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  1. Álvaro Iglesias, el héroe de Carranza

    Álvaro Iglesias, el héroe de Carranza, murió salvando varias vidas en un incendio
    Álvaro Iglesias, el héroe de Carranza, murió salvando varias vidas en un incendio

    Álvaro Iglesias Sánchez tenía sólo 20 años cuando, el 6 de abril de 1982, caminaba por la calle Carranza. Vio que de un inmueble en el número 7 de esta calle salían enormes llamas, producto de un incendio. Sin dudarlo un momento, y viendo que dentro del edificio quedaban algunas personas, entró a recuperarlas hasta en tres ocasiones, salvando la vida a otros tantos vecinos. Pero la cuarta vez ya no pudo salir: murió asfixiado.

    En reconocimiento a su valor heróico y a su generosidad sin límites, recibió a título póstumo la Medalla de Oro de Madrid, la Cruz de la Orden de la Beneficencia, con distintivo negro y blanco, y la Insignia de Oro con distintivo rojo al Mérito de Protección Civil. El Ayuntamiento de Madrid instaló en 1982 una lápida en su recuerdo en la casa donde ocurrió el siniestro, y también se instaló un monumento en homenaje en el Parque de Berlín, y se inauguró una plaza en su honor en el Puerto de Navacerrada.

    La placa que le recuerda, junto a la historia y otros detalles, puede consultarse en la web municipal memoria de Madrid, donde están digitalizadas las más de 320 placas instaladas en la capital, y donde también es posible proponer nuevos nombres o hechos que merezcan este reconocimiento. Memoria de Madrid es una biblioteca digital que recoge decenas de miles de documentos relacionados con la historia de la ciudad y los ofrece de forma libre a los ciudadanos, curiosos o estudiosos de temas madrileños.

  2. Amadeo de Saboya: su primer acto, un entierro

    Amadeo de Saboya, frente al féretro del general Prim, según la obra de Antonio Gisbert
    Amadeo de Saboya, frente al féretro del general Prim, según la obra de Antonio Gisbert

    Amadeo de Saboya tenía 20 años cuando llegó a España con el encargo de convertirse en su rey, cosa que haría entre 1870 y 1873. Ocupaba el trono que había quedado vacío después de la revolución que acabó con el poder de Isabel II. Fue elegido entre los posibles candidatos a rey en las cortes euroopeas, por deseo del presidente del Gobierno, el general Juan Prim.

    Pero cuando él llegaba a Madrid, le daban la noticia de que Prim había sido asesinado. Era el 10 de diciembre de 1870. La capital estaba convulsionada por el atentado, había nevado y la temperatura era de 10 grados bajo cero. En la estación de Atocha le esperaba Serrano, regente, que le propuso llegar a Palacio con discreción. Él se negó: se puso en primera fila del cortejo de autoridades y acudió a la cercana Basílica de Atocha, donde rezó ante el féretro que contenía el cadáver de Prim. Ahí se conserva la placa en recuerdo del momento.

  3. Ángel Sanz Briz, el «ángel de Budapest»

    Ángel Sanz Briz, el «ángel de Budapest»
    Ángel Sanz Briz, el «ángel de Budapest»

    En el número 93 de la calle de Velázquez está instalada la placa en recuerdo de Ángel Sanz Briz, embajador español que salvó del holocausto a miles de seres humanos en Budapest, en el año 1944. Según cuentan los expertos de memoria de Madrid, Sanz Briz fue destinado con 30 años a la Legación Española en Budapest. Con su acción, consiguió que se salvaran entre 5.000 y 6.000 personas.

    La embajada española no abandonó la ciudad, como sucedió con la mayoría de los países. Amparándose en un Real Decreto, promulgado por Primo de Rivera, en el que se reconocía el derecho a la nacionalidad española de los judíos sefardíes, expidió pasaportes provisionales a un ritmo de 30 cada hora, a todo aquel que pudiera demostrar su remota relación con nuestro país. Para los demás expidió salvoconductos con el escudo de España y numerosos sellos oficiales, que en realidad solo se basaba en una solicitud de ciudadanía española. El parlamento de Israel le concedió el titulo de «Justo de la Humanidad», plantó un árbol en su honor y puso una placa con su homenaje en el Yad Vashen.

  4. La pensión donde vivió el joven Pérez Galdós

    Benito Pérez Galdós, en una imagen tomada en 1910
    Benito Pérez Galdós, en una imagen tomada en 1910 - archivo abc

    Entre 1862 y 1863, nada más llegar a Madrid, Benito Pérez Galdós era un joven estudiante que vivía en una habitación del segundo piso de la pensión de la calle Fuentes, 3. Allí, a tiro de piedra tenía los cafés de la Puerta del Sol, los vendedores de la Plaza Mayor, los periódicos, los políticos, los señoritos... todos los que en algún momento se convirtieron en protagonistas de sus novelas.

    Lo explica el experto en Galdós Ortiz Armengol, al hablar de quiénes eran los vecinos de aquella casa: «En uno de los locales comerciales había un Herbolario y en el otro una Venta de alfombras de Crevillente. En el primer piso un comerciante de tejidos, en el 2º José García, empleado de la Deuda Pública, con su esposa y una criada que son seguramente los patronos de los tres chicos canarios, de buenas familias (León y Castillo, Massieu y Galdós). En 1863 los García ya se habían ido y había entrado a vivir un notario. En los pisos altos un agente de negocios y un militar con cinco hijas. Y en la buhardilla la vivienda de la portera».

  5. Blanca de Igual, mujer y concejal

    Placa en memoria de la concejal Blanca de Igual
    Placa en memoria de la concejal Blanca de Igual

    En el año 1924, sólo había tres mujeres concejales en Madrid. Una de ellas era Blanca de Igual, vizcondesa de Llantero, que vivió en la calle Don Ramón de la Cruz, 3, donde ahora un placa lo recuerda. Madrileña de la Carrera de San Jerónimo, se casó y tuvo cinco hijos. Tras enviudar, fue nombrada concejal de Madrid por el alcalde, Conde de Vallellano, junto con María de Echarri, periodista, y Elisa Calonge, de la Institución Teresiana del Padre Poveda.

    «Blanca de Igual fue una mujer pionera en el mundo político e intelectual del Madrid de la Generación del 27, concilió la vida familiar y laboral, y representó el papel de la mujer en la esfera pública de nuestra ciudad en un tiempo nada fácil para ello», dicen de ella en la web memoria de Madrid.

  6. La «Casa de Tócame Roque»

    Placa que recuerda el lugar donde estaba la «Casa de Tócame Roque»
    Placa que recuerda el lugar donde estaba la «Casa de Tócame Roque»

    En este lugar, en la calle Barquillo, 49, que ahora se recuerda con una placa del Plan municipal Memoria de Madrid, se alzó desde mediados del siglo XVIII la populosa Casa de Tócame Roque, donde Don Ramón de la Cruz situó el sainete de «La Petra y la Juana».

    La casa, con un gran patio de vecindad, ha dado lugar a una expresión que se refiere al batiburrillo habitual en un lugar donde entra, sale, hace y deshace mucho personal. La vivienda duró desde el siglo XVIII hasta que fue derribada por orden municipal de 1849 para ensanchar la calle Barquillo.

  7. La Fornarina

    La Fornarina, vecina de Madrid, en una imagen de 1908
    La Fornarina, vecina de Madrid, en una imagen de 1908 - archivo abc

    Consuelo Vello Cano, cantante de cuplé, conocida como La Fornarina, vivió en una casa de la calle de Salas, 4, donde aún la recuerda una placa. Ella era madrileña de nacimiento, de la calle Areneros -hoy Marqués de Urquijo-, donde vino al mundo un 28 de mayo de 1884.

    Comenzó siendo lavandera en el Manzanares, y allí se inició el descubrimiento de su voz, que acompañaba con una enorme belleza. Revolucionó el teatro madrileño, aportando los cuplés franceses, que aprendió en el París de la época. Murió en Madrid en 1915, a los 31 años, cuando se encontraba en la cima de su carrera.

  8. El capitán Contreras

    Placa en recuerdo del capitan Contreras
    Placa en recuerdo del capitan Contreras

    Alonso Guillén y Contreras, más conocido como el Capitán Contreras, fue un madrileño pendenciero y algo brabucón que nació, vivió y fue preso en Madrid, precisamente en el pasaje de la plazuela de San Ginés donde ahora se le recuerda con una placa. Su vida estuvo plagada de aventuras, como las muchas que se reflejan en una autobiografía que escribió tal vez espoleado por su amigo Lope de Vega.

  9. El seductor Casanova, en Madrid

    Uno de los muchos retratos que se hicieron de Giacomo Casanova
    Uno de los muchos retratos que se hicieron de Giacomo Casanova

    El mayor y más famoso conquistador de todos los tiempos -salvando a Don Juan Tenorio-, Giacomo Casanova, se alojó en la Fonda de la Cruz, en la calle Espoz y Mina, 13, en 1767, como reza la placa que le recuerda en ese lugar. Veneciano de origen, ciudadano del mundo por convicción, se dedicó toda su vida, como él mismo decía, a «cultivar el goce de mis sentidos».

    Problemas, peleas, cárcel y mujeres... muchas mujeres. Siempre bien relacionado, en Madrid lo hizo con ilustrados de la época. Le gustó de la ciudad casi todo: la elegancia y la galantería españolas, las claves de la mujer recatada y discreta, y el fandango, un baile del que decía: «Ninguna mujer puede negar nada a un hombre con el que ha bailado el fandango».

  10. El «Mentidero» de San Felipe

    Convento de San Felipe, en la Puerta del Sol
    Convento de San Felipe, en la Puerta del Sol

    En la calle Mayor número 1 se mantiene una placa que recuerda que allí estuvo, desde 1547, el Monasterio de San Felipe, célebre por sus gradas de las que salían las noticias de la corte «antes casi de que sucedieran», como se decía. El lugar, con sus altas escaleras, estaba tan bien ubicado, que era un perfecto mirador de la vida urbana.

    El Monasterio fue reformado en 1718 después de un incendio. La orden de su derribo vino en 1836 con la desamortización que se realizó en los años siguientes.

  11. Ruy González de Clavijo, el «Marco Polo» madrileño

    Ruy González de Clavijo, el «Marco Polo» español
    Ruy González de Clavijo, el «Marco Polo» español

    Ruy González de Clavijo fue embajador de Enrique III ante el Gran Tamerlán, entre 1403 y 1406. Definido por algunos como «el Marco Polo español», viajó por encargo del rey a Samarcanda, para estrechar lazos de amistad con el caudillo tártaro Tamerlán.

    Tres años tardó en realizar el viaje, del que volvió con saludos del líder tártaro y con valiosos regalos orientales para el monarca castellano. Una placa le recuerda en el lugar donde estuvieron sus casas, en la Costanilla de San Andrés, 6.

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