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un año después del ébola

«Cerré dos meses la peluquería. Y sí, se notó mucho en la clientela»

Miriam Díaz, la peluquera de Alcorcón, otra de las víctimas del caso Teresa Romero

«Cerré dos meses la peluquería. Y sí, se notó mucho en la clientela» isabel permuy

maría isabel serrano

Miriam Díaz respira hoy aliviada . Está más delgada pero su negocio reconducido. Hace un año, tuvo que cerrar dos meses su peluquería : Teresa Romero acudió al centro de belleza Studio 84, en la calle Mayor de Alcorcón, cuando ya se había contagiado del ébola. La auxiliar de clínica también se presentó a una oposición en la Universidad Complutense y estuvo muy próxima a cientos de aspirantes a una plaza fija en la sanidad madrileña.

«Teresa Romero –relata Miriam– era clienta desde hacía siete años. Después de lo que pasó, la dije que no viniera más . Hizo daño y metió el miedo en el cuerpo a mucha gente . Fue una irresponsabilidad y yo tengo una niña pequeña. Mi Isa, una de mis empleadas, tuvo fiebre. Fue un sinvivir».

«Al principio –añade–, sí se notó mucho bajón en la clientela . Normal. Se trataba de una enfermedad que mataba a la gente. Ahora, sin embargo, tengo más trabajo». Miriam recuerda que Teresa «tenía cita, la canceló y volvió varios días después, con fiebre y todo. Se depiló las cejas, se hizo los labios, tinte, lavar y marcar».

Cuando Miriam fue consciente del peligro llamó al 061. «Nos aconsejaron que cerráramos por precaución , para no pegárselo a nadie, pero yo lo hice de motu propio». Dos meses. «Con la desinfección, se deterioró mucho. Costó 20.000 euros pero mi seguro se lavó las manos. Una parte me la ha pagado la Comunidad de Madrid y otra las marcas con las que trabajo. Mis abogados siguen trabajando en ello».

Teresa Romero y su marido, Javier Limón, interpusieron varias demandas. En aquel momento, no contaron con que también se las pondrían a ellos. Fue el caso de la doctora del centro de salud de Alcorcón, «Laín Entralgo», donde la auxiliar de clínica acudió también con síntomas del ébola.

La doctora, cuyo nombre no ha trascendido, presentó contra Romero una demanda de conciliación previa a la querella por injurias y calumnias. La facultativa niega que Teresa le dijera, en consulta, que había tratado a pacientes con ébola (los misioneros fallecidos) y de que tenía un pico de fiebre de 38,7 grados. La médica exploró a la enferma sin ninguna medida de protección, guantes o mascarilla. El pleito sigue su curso.

Otra de las «víctimas » del ébola lo fue política. El matrimonio Limón-Romero demandó al entonces consejero de Sanidad, Javier Rodríguez, por injurias, calumnias y delitos contra el honor. Le pedían 150.000 euros.

Rodríguez explicaba, el 8 de octubre de 2014 en la Asamblea de Madrid, el proceso seguido por la contagiada de ébola que llevaba ya dos días ingresada en el Carlos III. Contaba el político que Teresa había estado tomando paracetamol. Y dijo: «Pudo haber estado mintiendo sobre su fiebre» , en referencia a los efectos que el medicamento produce y rebaja la fiebre. Aquello le costó a Rodríguez su destitución, que fue el 5 de diciembre.

El pasado lunes, el Juzgado 42 de plaza de Castilla archivó el caso . El juez entiende que, aunque las afirmaciones de Rodríguez fueron «inapropiadas», él «no faltó a la verdad o, en todo caso, no hizo desprecio temerario». Romero recurrió ayer este fallo.

El tiempo está dando la razón a Javier Rodríguez, hoy fuera de la política y jubilado como médico. «No voy a comentar nada . Vivo tranquilo. Muchas gracias». Es todo lo que le sacas.

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