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Ciudadanos exige a Cifuentes primarias y listas abiertas para sentarse a negociar

El partido de Rivera rechaza la oferta de entrar en el gobierno regional. La candidata del PP está convencida de que será investida, aunque gobernará en minoría

Ciudadanos exige a Cifuentes primarias y listas abiertas para sentarse a negociar Ángel de antonio

itziar reyero

La aritmética manda. Cristina Cifuentes está convencida de que será la próxima presidenta de la Comunidad desde que, a las 00:20 horas del lunes, en un recuento infinito, las urnas dieron un vuelco a su favor . El PP obtuvo 48 escaños que, sumados a los 17 diputados de Ciudadanos, neutralizan una alianza absoluta de izquierdas (PSM y Podemos) en la Asamblea regional, lo que habría dejado en bandeja el poder a Ángel Gabilondo, veinte años después del último gobierno socialista en Madrid. El resultado permite a la exdelegada del Gobierno sacar la cabeza entre el deprimente panorama de un PP a la baja, que se ve con un pie fuera en el Ayuntamiento de la capital. Aunque, hasta que la Cámara no celebre la sesión de investidura y Cifuentes sea elegida presidenta, la alegría en la tercera planta de Génova se contiene.

Línea directa con Rivera

Le toca al PP, como opción más votada por los madrileños, iniciar la ronda de negociaciones para explorar pactos de gobierno. Pero en Génova ya cuentan con que tendrá que asumir el desgaste inevitable de gobernar en minoría, toda vez que Albert Rivera, líder de Ciudadanos, reafirmó ayer su rechazo a entrar en ejecutivos ajenos. Tampoco aceptará un «canje» en forma de puestos, como por ejemplo la Presidencia de la Cámara regional.

Cifuentes, que ya ha hablado con el líder catalán –de hecho, mantienen una comunicación directa por su «amistad personal»–, abrirá las conversaciones a PSM y también a Podemos. Las opciones de acuerdo con estos son escasas, mucho menos ante un horizonte de elecciones generales en noviembre. «Espero que el señor Gabilondo cumpla lo que ha dicho durante toda la campaña de que dejará gobernar al más votado», apuntó la líder popular, quien se resistió a desvelar sus cartas. José Manuel López, de Podemos, sí dejó claro que apoyará a Gabilondo para «el cambio».

Sea como fuere, la opción realista del PP pasa por Ciudadanos, que hoy ha convocado en Barcelona a su comité nacional de pactos, el encargado de avalar los acuerdos que se alcancen en todo el país. Cifuentes les tendió un guante:« Tenemos muchos puntos en común. Es más lo que nos une que lo que nos separa», pronunció.

Pero el líder del partido naranja en la Asamblea, Ignacio Aguado, venderá cara la investidura del PP. En primera instancia, le exigirá firmar por escrito el decálogo de medidas contra la corrupción y por la «regeneración democrática» que el partido ya propuso a Susana Díaz en Andalucía, sin acuerdo. «Solo si lo firma nos sentaremos a hablar de acuerdos», aseguran fuentes de la dirección de Ciudadanos, que llevará «a un segundo nivel» de la negociación su programa con 200 medidas de Gobierno.

Según fuentes de la dirección del partido naranja, en caso de cerrar un acuerdo con el PP, comparecerán públicamente, «cada tres o cuatro meses», para revisar los compromisos asumidos. «Si no se cumple, no descartamos medidas drásticas, como la moción de censura», aseguran.

El primer paso será la adopción de medidas para desterrar la corrupción y «regenerar» la vida política. Las «líneas rojas» incluyen algunas que Cifuentes lleva en su programa , como el fin del aforamiento de los diputados regionales y los miembros del Gobierno, la expulsión de imputados por corrupción o la reforma legal para establecer un sistema de listas abiertas que acerquen los representantes a los ciudadanos. También coinciden en la necesidad de dar la mayor transparencia posible a los patrimonios de quienes dirigen las instituciones públicas.

El gran escollo

Pero hay un escollo que no es menor: la exigencia que hace Ciudadanos al PP para que implante primarias a la hora de elegir a sus candidatos. Cifuentes ha defendido en público este sistema, pero no está dispuesta a permitir la «intromisión»de Ciudadanos en la organización interna de su partido. «No me parece bien que se interfiera en la vida interna de otro partido», reiteró ayer a los medios de comunicación. Una vía que Albert Rivera aprovechó para elevar la presión sobre el PP: «Es Cifuentes quien debe decidir si quiere cambiar la forma de gobernar», advirtió. Pese al difícil «sudoku» planteado por la fragmentación del voto, la candidata del PP a la Presidencia de la Comunidad reiteró que su objetivo prioritario es lograr la mayor «estabilidad» en la principal institución madrileña. «No me cierro a nada».

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