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La revolución de las «startups»: la ruta del emprendimiento en Madrid

En la capital han abierto más de un centenar de espacios que apoyan a los emprendedores a crear y desarrollar sus innovadores proyectos

La revolución de las «startups»: la ruta del emprendimiento en Madrid ángel navarrete / víctor lerena

adrián delgado

«Los que dicen que es imposible no deberían molestar a los que lo están haciendo». La frase, escrita sobre el cristal de una ventana, invita a lanzarse a la aventura. El sol se filtra por sus letras hasta reflejar su sombra distorsionada sobre las escaleras de este vivero municipal de empresas en Vicálvaro –uno de los siete que el ayuntamiento tiene repartidos por sus distritos, incluyendo su International Lab dedicado a atraer el talento internacional–. Por ellas se asciende al éxito personal, al riesgo y al vértigo que muchos jóvenes emprendedores han decidido asumir para dar un golpe de efecto a sus vidas.

Son valientes en una época de crisis económica que ha invitado a ser conservadores. Madrid ha abierto un camino al emprendimiento , con la mayor concentración de «startups» de alto crecimiento del país, que no ha pasado desapercibido para compañías como Google. El gigante traerá su campus de innovación a la antigua nave donde otro histórico emprendedor, Isaac Peral , fundó en 1892 la primera fábrica de acumuladores de energía eléctrica de España.

«Los jóvenes las están pasando putas», dice sin tapujos José María González-Blanch, director de este espacio gestionado en colaboración con la Universidad Rey Juan Carlos. Su franqueza es tan clara como el apoyo que le brinda a todos los que se acercan hasta él. «Algunos llegan con una idea de negocio, otros solo con la voluntad de emprender sin saber qué y otros con un proyecto ya bien configurado».

En cada caso el objetivo distinto. «Aquí se les asesora desde el minuto cero, se les forma y se les ayuda a incubar sus ideas y a encontrar financiación». En la actualidad hay 28 empresas establecidas allí, la mayoría de ellas relacionadas con las nuevas tecnologías, el comercio online o la comunicación. «Pagan 11 euros por metro cuadrado con todos los servicios y el derecho a zonas comunes», explica González-Blanch. La idea es dotar a quien empieza de un entorno económico favorable para evitar que su proyecto fracase como lo hace la mitad de los nuevos negocios antes de que cumplan 3 años. El mismo tiempo que estos emprendedores pueden utilizar, como máximo, dichas instalaciones.

No son las únicas. En los últimos años Madrid ha creado su propia «ruta del emprendimiento». Un proceso en el que la cooperación entre la administración pública, las instituciones privadas y el mundo de la empresa, resulta crucial. Gracias a este fenómeno se han abierto multitud de espacios donde dar forma a las incipientes micro y pequeñas empresas que solo en la ciudad suponen el 95% del tejido empresarial. Negocios que, en un alto porcentaje, están relacionados con el sector tecnológico e internet.

«La capital es una de las principales concentraciones de emprendedores de la Unión Europea», explican desde Madrid Emprende. «Los últimos estudios cifran en más de 100.000 las personas que están poniendo en marcha una empresa y en 168.000 las que están pensando en emprender en los próximos tres años», señalan. «Madrid también tiene su Silicon Valley», dicen desde Impact Hub, un espacio privado que cuenta con tres sedes en el Barrio de las Letras, muy cerca del Caixa Forum. «Somos una plataforma global que pone en contacto a más de 7.000 emprendedores en todo el mundo», explica Iwona, una de sus miembros. En sus pasillos se cruzan emprendedores, «startups», inversores sociales, profesionales «freelance» o artistas. «Los perfiles que componen nuestro ecosistema son muy variados. Nuestra principal ventaja es la facilidad para intercambiar conocimiento. Aquí las posibilidades se multiplican. Estamos en más de 60 países de todo el mundo como laboratorio de innovación e incubadora de negocios», cuenta a ABC.

Espacios «coworking»

Centros, públicos o privados, que sirven de lugar trabajo –bien en despachos o en grandes salas de trabajo compartidas como «coworking»– y reuniones, acceso a formación y participación en charlas, debates, talleres y eventos con emprendedores de éxito. Una fórmula que se repite en lugares como «garAJE». Su nombre no es casual. «Hay grandes empresas que nacieron en un garaje, como Apple o Microsoft. Por eso hemos utilizado esta metáfora para la sede de nuestros emprendedores», explica Ángel Monroy, presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Madrid (AJE), de quien depende este espacio. «Madrid es, ahora mismo, la ciudad clave para las “startups”», afirma. «Nuestra asociación fue la primera en apoyar el emprendimiento cuando esa palabra, en España, sonaba a "chino"», dice. «Llevamos 30 años fomentando el espíritu emprendedor en la sociedad madrileña. Por aquí ya han pasado más de 20.000 emprendedores a los que se les ayuda a desarrollar su plan, se les ofrece asesoría financiera, legal o laboral; y se les facilita el acceso a la financiación pública o privada que más les convenga», concluye.

Una labor que también realizan desde el Centro de Emprendedores de la Comunidad de Madrid, ubicado en Getafe. Desde su apertura en 2013 ha asesorado ya a 7.505 personas. Hasta él llegan ciudadanos con perfiles y edades muy variadas y no tan exclusivamente relacionados con las nuevas tecnologías. Sus principales preocupaciones pasan por encontrar asesoramiento para desarrollar su plan de negocio, encontrar fuentes de financiación, obtener la formación necesaria para el día a día de una pequeña empresa y, por último, acceder a alguno de los locales que ofrece el Ivima.

De la universidad, al éxito

Esta tendencia ha llevado a las principales universidades, tanto públicas como privadas, a crear sus propios espacios para que los estudiantes puedan materializar sus proyectos. Sirven de lanzadera pública a las ideas más arriesgadas. Un trampolín que otros encuentran en aceleradoras de «startups» privadas como la Academia Wayra Madrid que Telefónica tiene en su histórico edificio de la Gran Vía. Un espacio de 1.100 metros cuadrados que sirve de lugar de encuentro con otras iniciativas relacionadas con las tecnologías de la información y la comunicación. Un fenómeno que, en el caso de Madrid, también ha llegado al sector cultural y artístico con proyectos tan consolidados como la Factoría Cultural de Matadero .

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