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lotería de navidad 2014:

La suerte que se quedó en un anuncio

Los mil décmos del 37254 que se vendió en el bar donde se rodó el spot de El Gordo no han resultado premiados

La suerte que se quedó en un anuncio belén díaz

tatiana g. rivas

«Marga, saca el champán que ya no hay nada que celebrar», se escucha entre la clientela del bar La Muralla, el establecimiento donde se rodó el anuncio de la Lotería, en Villaverde . Los mil décimos que vendieron del 37254 no han resultado agraciados. Al conocer que ninguno de los números cantados era el suyo, el ánimo en el bautizado como Bar Antonio se fue apagando.

El local amaneció esta mañana con nuevos clientes. La mayoría, profesionales de los medios de comunicación; otra parte importante, curiosos. La dueña, la colombiana Margarita Rendón, no ha cesado de atender a los periodistas con su impertérrita sonrisa. «Desde que se emitió el anuncio no hemos parado de trabajar», afirma sin dejar de atender tras la barra. Eso más los 4.000 euros que recibieron por los tres días de rodaje.

Sin corazonadas, pero con alegría, aseguraba que a ella y a su marido, Fernán de Jesús, «ya nos ha tocado la lotería» . Y lo dice porque desde que se hiciera público el spot han duplicado su clientela. «Querían conocer el bar. Hemos sido afortunados», manifiesta.

La pequeña Laura Barrera, de seis años, arrastró esta mañana a toda su familia hasta el bar para ver el sorteo desde allí. «Quería ver el establecimienti en persona», dice su progenitor mientras desayuna. Los Barrera no consiguieron el codiciado 37254 que vendieron Margarita y Fernán. «Se agotó pronto», lamenta Ana, la tía de la niña.

Tampoco se hicieron con él Magdalena Mayoral ni Ascensión Rivas, vecinas de la localidad, pero desconocedoras de la existencia de este local hasta que lo vieron en televisión. Ambas, han querido ver el sorteo hoy en La Muralla, libreta en mano o lista de la compra, para contagiarse del ambiente que se había gestado entre tanto medio de comunicación.

A expensas de El Niño

Quien sí guardaba a buen recaudo el décimo del bar era Julián Navas, un amigo de toda la vida de los dueños a quien guardaron el boleto durante días porque estaba de viaje. «También se lo reservamos a muchos clientes parados que no nos lo podían pagar en el momento», revela Margarita.

La hostelera detalla que vendieron en cuestión de días 1.000 boletos. La suerte de los pequeños de San Ildefonso no ha aterrizado en este bar de Villaverde, pero aún queda El Niño. «Todos nos preguntan si tenemos ya el décimo, pero éste lo venderemos pasado este día», comunica Margarita, augurando una nueva oleada de comprad

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