lotería navidad 2014:

Una administración de la calle Zurbano vende 118 de las 160 series del Gordo

El PP compra la Lotería en Zurbano, 26 pero no les ha tocado nada. Los dueños de la administración regalaron el Gordo a familia y amigos

Una administración de la calle Zurbano vende 118 de las 160 series del Gordo ernesto agudo

maría isabel serrano / m. r. domingo

22/12/2014
Actualizado a las 16:36h.

Los cuatro dueños de la administración de Loterías número 76 de Madrid, situada en la calle Zurbano de Madrid y que ha vendido 118 series de las 160 que componen el Gordo de Navidad , el 13.437, habían regalado décimos de este número entre sus trabajadores, familiares y amigos. El número 13.437, premiado con cuatro millones de euros por serie (400.000 euros por décimo) en el sorteo extraordinario de este lunes, es uno de los tres números que los dueños de esta administración regalaron a sus conocidos, como hacen todos los años. Cuervo, uno de los cuatro miembros de la sociedad que regenta la administración, una sociedad limitada que componen tres hermanos y otro socio, que tomaron las riendas de este negocio al morir la suegra de uno de ellos hace unos años.

También han resultado premiados los trabajadores del Museo de Cera , cercano a la administración, que cada año compran décimos allí, igual que los empleados de un instituto de formación de la Comunidad de Madrid, situado en la calle Almagro. Por el contrario, los miembros del PP y los empleados de la sede de la calle Génova sí que compraron en esta administración, pero la suerte, esta vez, no ha estado de su parte y no han podido rascar ningún premio.

Cuervo, que se mostraba muy relajado pese a que su administración ha vendido la mayor parte del Gordo –«son cosas que suceden, estoy contento por mí y por los amigos», ha dicho con tranquilidad–, ha conocido por una alerta en el móvil que ha vendido el premio más esperado del año. Tanto él como sus tres socios de la administración tienen por costumbre todos los años regalar décimos con los tres mismos números a sus trabajadores, amigos y familiares, y uno de esos números es el 13.437. De hecho, Cuervo –que ha admitido que nunca habían vendido un Gordo, ni en Navidad ni en el sorteo de El Niño– es uno de los premiados, ya que tenía un décimo, igual que sus dos hijas.

Gracias a su generosidad han resultado premiados con un décimo los trabajadores de la administración, una de ellas Begoña que, exultante, ha dicho que lleva 16 años trabajando allí –antes lo había hecho en otras administraciones de lotería– y nunca le había tocado nada, hasta que se lo han regalado sus jefes. También han recibido el «regalo» una empresa que se encarga del servicio de mensajería de la administración, un local de fotocopias cercano y una sucursal del Banco Santander también próxima al negocio.

Decenas de personas –entre los propios trabajadores y dueños de la administración, agraciados y curiosos– descorchaban champán en la puerta del establecimiento gritando «¡nos ha tocado el Gordo, nos ha tocado el Gordo», mientras Cuervo colgaba un décimo gigante del número ganador con la frase en rojo «Primer premio, vendido aquí».

15 décimos en el Mentidero de la Villa

Entre los agraciados estaban 40 trabajadores del restaurante «El Mentidero de la Villa», muy cercano a la administración, que entre todos compraron 15 décimos y lo han repartido entre ellos, de manera que ninguno se ha quedado sin premio. «Somos una gran familia, lo compartimos todo, incluso los décimos», ha contado el dueño Borja Anabitarte.

Jaime, cocinero del restaurante y boliviano, ha explicado que la mayoría de los empleados son latinoamericanos –de Ecuador, Colombia, Bolivia, Venezuela o Cuba, por ejemplo–, y Daniel, uno de los trabajadores españoles, ha dicho que ha oído por la radio el número cuando estaba a punto de empezar a comer y, dejándolo todo, ha salido corriendo a celebrarlo con sus compañeros.

Después de años buscando un décimo que acabara en 37, Gonzalo, un paraguayo, encontró 13437 y compró 4, uno para él, otro para su novia, su compañera y para el anciano al cuida, porque «ya pueden repartir la herencia en vida».