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Cervantes, la pesadilla de las monjas trinitarias

Las trece monjas de clausura están preocupadas porque las labores de investigación dañen su templo. De encontrar los restos del escritor, tendrían que deliberar si permiten excavar

Cervantes, la pesadilla de las monjas trinitarias isabel permuy

t. g. rivas

Las trece monjas de clausura —de entre 30 y 80 años de edad— que viven en el Convento de las Trinitarias están algo nerviosas. Demasiada gente en el templo desde hace unas semanas y excesivas preguntas a través del teléfono cada día. Son periodistas, de todos los rincones del Planeta, que preguntan siempre por el mismo hombre: Miguel de Cervantes . No está, aunque se le espera. Y para su colmo, desde ayer y hasta el próximo jueves, las religiosas estarán más estresadas. El interior de este Bien de Interés Cultural (BIC) va a estar patas arriba. Bancos para un lado; bancos para el otro,... todo fuera de sitio.

Un equipo de seis personas de la empresa Falcon Georradar High Tech, con el afamado geofísico Luis Avial al frente —conocido por buscar los restos de Marta del Castillo— entraron ayer a primera hora de la mañana en la iglesia para explorar hasta el último rincón de los 3.000 metros cuadrados de suelo y los muros de las Trinitarias. Tratan de encontrar los restos mortales del «manco de Lepanto».

Las trinitarias dieron permiso para la búsqueda con georradar de los restos del escritor. Pero en caso de que la investigación pase a una siguiente fase, que implique excavar, las religiosas pensarán en comunidad si dar o no la luz verde. Ayer expresaban su preocupación por las instalaciones, ya que han renovado recientemente los retablos y las imágenes . Los expertos les habían asegurado que el piso del convento no iba a sufrir ningún daño. Pero taladrar, eso implica palabras mayores. En caso de tener que extraer los huesos de Cervantes, además de pasar la criba del Gobierno regional, los conductores de este importante búsqueda tendrían que contar con la bendición de las monjas de clausura.

Profundidad: cuatro metros

Hay buenas sensaciones entre los capitantes de este proyecto. Por un lado, el historiador Fernando de Prado está convencido de que el creador de Don Quijote está enterrado en estas lindes; por otro, Avial, que ayer tenía la certeza de que Cervantes iba a ser descubierto por su georradar. «Sí, va a estar», aseguraba. El tercero, el prestigioso Francisco Etxeberría, no estuvo ayer en el arranque de esta aventura, pero el presidente de la Sociedad Científica Aranzadi y antropólogo forense aparecerá en una segunda fase: cuando haya que analizar de entre los restos óseos que detecte el georradar si está el hombre de armas y letras. Y a partir de ahí, a excavar.

Todos los estudios históricos confirman que Cervantes pidió ser enterrado en este lugar tras su fallecimiento en 1916 –la orden de los Trinitarios mediaron en su rescate cuando fue apresado en Argel. Casi 400 años después el «TAC de hospital móvil», como definió Avial al aparato, ya está trabajando para dar con su paradero.

Se pueden ver los posibles huesos hasta cuatro metros de profundidad. «No se va a escapar nada. Por la inclinación de la iglesia no se cree que pudiera estar sepultado más allá de cuatro metros», detallaba con seguridad el geofísico, quien tras los primeros trabajos afirmó que «la lectura» era «buena».

Las características de Cervantes

Después de los cuatro días de escaneado necesitarían entre tres y cuatro semanas para procesar toda la información. Son muchas las dudas por resolver. Las primeras, saber si está enterrado de forma individual o apilado con otros cadáveres. Apartir de ahí, habría que definir el número de cuerpos. Dar con Cervantes no sería complicado entre el material osteológico, matizaba Prado. «No hay muchos enterramientos en esta iglesia —seis— y los restos del literato son reconocibles «porque revelarían unas características únicas»:«Su edad, 70 años ; una herida en la mano izquierda que le impide la movilidad durante 45 años ; que solo tenía seis dientes , y que tenía heridas por arcabuces en el pecho, donde se origina una costra que aún podría tener hasta restos de plomo», apostilló.

El Ayuntamiento de Madrid ha dado su apoyo a esta primera fase de la búsqueda. Para ello se han destinado 12.000 euros. La operación total costaría 100.000 euros. Posteriormente se redactará un informe que se entregará al Ayuntamiento —con termografías y un mapa en 3D del subsuelo– que indicaría el punto a excavar. Este tramo tendría que contar con el visto bueno de la Comunidad de Madrid por ser BIC. El sacerdote de la Diócesis de Toledo Jorge López Teulón se ha desplazado hasta Lope de Vega, 18 para supervisar la operación y ayudar en lo que sea neceario. «También para tranquilizar a las monjitas», confesaba.

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