En el día del Corpus

La temperatura ambiente adecuada, ni frío ni calor, para presenciar al aire libre el paso majestuoso de la Custodia de Arce. No es festivo en Madrid, pero eso no impide que la ciudad entoldada se complete en su casco histórico de cientos de visitantes animados por una curiosidad turística que traspasa fronteras en la religiosa celebración.

Los toledanos con raíces han madrugado para recoger las calles mientras se van cubriendo los adoquines con el tomillo y romero de los cercanos cigarrales. El olor abre los pulmones en el paseo a través de la ruta que más tarde encabezará la soberbia cruz del cardenal Mendoza. Operarios a ritmo rápido van abriendo sillas de madera portátiles para acoger al público que se ha pasado por taquilla para poder disfrutar de esta cómoda posición.

A las 11 de la mañana sale el desfile procesional de la catedral primada y, una hora después, fuertes cañonazos se hacen oír desde la Academia de Infantería para trasladar que la joya impar que guarda al Santísimo abandona el techo catedralicio.

Hermandades, capítulos, órdenes de caballeros, bandas musicales, niños con sus vestidos de Primera Comunión, sacerdotes, el arzobispo primado, Braulio Rodríguez; autoridades y escolta militar que cierra el majestuoso deambular que a veces nos retorna a lo más grandioso de la historia de este enclave, donde tres culturas aprendieron a respetarse.

El alcalde, Emiliano García-Page, recibe un buen número de aplausos del vecindario, que agradece su gestión municipal. También el presidente de la Diputación Provincial, Arturo García-Tizón, cosecha alabanzas al frente de los destinos del Palacio de la Merced. Y en cuanto a la presidenta regional, María Dolores de Cospedal, pues no obtiene valoración ciudadana en esta ocasión al encontrarse de visita en Bruselas. Terminada la procesión, los restaurantes de la zona comienzan a situar las reservas apalabradas con anterioridad.