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Novatadas salvajes: «Bebíamos vinagre y nos daban puñetazos en las costillas»

Relato de un exuniversitario que sufrió durante un año salvajes novatadas en un colegio mayor de Madrid

Novatadas salvajes: «Bebíamos vinagre y nos daban puñetazos en las costillas» abc

s. l.

Mi estancia como residente en un colegio mayor de la Fundación de la Universidad Complutense , fue muy extraña. El primer día todo parecía que iba a ser una etapa bucólica. El silencio se adueñaba de los pasillos del edificio, las habitaciones estaban impecables y las puertas tenían llave para disponer de una privacidad que nunca existió.

Nunca existió porque ese primer día, tras ver marcharse a mis padres y quedarme solo por primera vez en mi vida, bajé a cenar. Lo primero que nos dijeron los veteranos a los novatos fue que las puertas de nuestras habitaciones debían estar sin cerrar con llave, para que cualquier compañero pudiese entrar a fomentar el buen ambiente. Permanecí incrédulo cuando me comunicaron esa primera norma, a la vez que exigían llevar zapatos en los almuerzos y cenas si queríamos entrar en el comedor.

Durante las dos primeras semanas comenzó el cuento de nunca acabar. Parecía la «mili». En otros colegios, las novatadas solamente duran un mes. En el mío no. Fue durante todo mi primer curso. Duchas de agua fría; puñetazos en las costillas antes de eventos del colegio; obligaciones a ciertos alumnos a que tomasen vasos de vinagre y tostadas con un amargo café molido por encima; vuelcos de colchones a las 4 o 5 de la madrugada mientras dormíamos; actos de presentación en los que teníamos que gritar nuestros datos de procedencia, y cantos de villancicos en Navidad hasta altas horas de la noche acompañados de pacharán...

Todas esas cosas fueron las más graves que viví en el colegio. A otros compañeros que debutaban en el primer equipo de rugby les hacían revolcarse por el barro y, posteriormente, rapaban su cabeza al cero, incluyendo las cejas en algunos casos. Como siempre, todo iba acompañado de alcohol y puñetazos en las costillas. Era el denominado « bautizo ».

Vómitos, sangre y orina

Además, cuando un alumno pasaba muchas horas fuera del colegio, a menudo se encontraba con trampas de agua en la entrada a su habitación para que cuando entrase le cayera encima.

Una de las salvajadas estrella, raparles la cabezaabcCuando finalizaban las fiestas del colegio u otros actos en los que se consumía mucho alcohol, era frecuente encontrar vómitos, sangre o charcos de orina por los pasillos. Pues bien, los novatos tenían que limpiar esas suciedades para ocultar lo que había pasado.

El director del colegio mayor , que era también catedrático de la Universidad Complutense, se refugiaba en su casa e ignoraba cualquiera de estas injusticias porque, desde el primer día, los veteranos le contaban una serie de cosas que definían como «tradiciones del colegio» que por su historia se practicaban año tras año.

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