Socorro sufrió una «muerte violenta»

Mientras que la Policía pedía prudencia, la familia ya el sábado albergaba pocas dudas de que el cuerpo de una mujer localizado este sábado en la zona del Alto del Seminario fuera el de Socorro Pérez, la orensana a la que se le perdió la pista el pasado 2 de mayo cuando regresaba a su casa, en el barrio de O Couto, tras salir a correr. «Estamos convencidos al 90 por ciento de que el cadáver es el de mi prima», aseguraba ayer Jesús María Pérez.

La malla negra y la sudadera rosa que vestía Socorro el día de su desaparición coincidía con las ropas del cuerpo, en avanzado estado de descomposición, y las primeras pruebas -se le practicó la autopsia en la mañana de este domingo- arrojan un resultado claro, con todo la familia enviará su ADN a Madrid para «garantizar al 100 por ciento» que los restos sean de la mujer.

En cuanto a las circunstancias en las que se produjo el fallecimiento, se trata de una muerte violenta, pues tenía la cabeza desprendida del cuerpo, de ahí que se haya decretado el secreto judicial. Fuentes próximas a la investigación llegaron a reconocer a Ep que la forma en la que apareció el cadáver «no es normal».

«Aparentemente el entorno de mi prima era apacible, relajado, con su vida laboral y familiar», explicó Pérez, quien recalcó que «no era una persona a la que le gustaba salir por la noche ni tampoco las redes sociales». «Tenía una rutina diaria muy transparente», agregó. En todo caso, aunque todavía falta por confirmar la identidad del cadáver encontrado, expresó cierto «alivio» por que se haya localizado, con un 90 por ciento de seguridad, a su familiar.

Justo el día en el que estaba previsto la celebración de un acto en su recuerdo que finalmente quedó suspendido, y tras más de un mes de batidas ininterrumpidas de vecinos, familiares y amigos junto a las fuerzas del orden, unos cazadores del círculo íntimo del tío de Socorro localizaban este sábado el cuerpo de una mujer con las mismas características que la desaparecida, de 43 años.

Eran las 9.30 de la mañana, cuando estos tres hombres que se encontraban rastreando un monte próximo al Seminario se vieron sorprendidos por unos cuervos que sobrevolaban un punto concreto en círculos. Tanto les llamó la atención que, bajo la sospecha de que allí había algo, se abrieron paso entre las zarzas y encontraron el cadáver, tapado con hojas de pino.