El bipartito certificó en 2008 que Ence no suponía ningún riesgo ambiental

La continuidad de la factoría papelera de Ence en la ría de Pontevedra más allá de 2018 —fecha en la que expira la concesión de su licencia— va camino de convertirse en uno de los grandes debates que centrará la atención en las vísperas de la próxima cita electoral. El primero en poner el foco sobre la cuestión fue el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo , en la sesión de control al gobierno del anterior pleno, hace dos semanas, cuando preguntó al portavoz del BNG, Francisco Jorquera, qué posición tenía su partido acerca de la prórroga del permiso, una demanda que extendió al resto de formaciones que concurran a los comicios en Pontevedra. Ante el silencio de Jorquera, el regidor de la ciudad del Lérez, el también nacionalista Miguel Anxo Fernández Lores, salió al paso para abogar públicamente por la clausura de la pastera siguiendo los postulados marcados por algunos grupos ecologistas, según sus propias palabras.

Tras las palabras de Lores, la formación frentista decidió volver a llevar la cuestión al pleno, esta vez para inquerir a Feijóo sobre si «su modelo de crecimiento pasa por seguir contaminando la ría» . El líder del Ejecutivo autonómico, que ya había anunciado que el factor natural sería clave y que el futuro de Ence en Pontevedra está supeditado a que «la depuración de la ría esté garantizada al mil por cien», dio ayer en el Parlamento un giro a la discusión. El presidente esgrimió en plena sesión de control un informe de impacto medioambiental favorable a la actividad de las pastera emitido en 2008 durante el gobierno del bipartito conformado por socialistas y nacionalistas. En este documento, la anterior Administración autonómica avalaba las actuaciones de Ence para los años sucesivos, por lo que Feijóo preguntó a Jorquera si «en aquel momento le preocupaba la contaminación en la ría menos que ahora». Incidiendo en la misma cuestión, Feijóo anunció que los criterios a seguir por su gobierno «serán mucho más exigentes» que los que impuestos por la coalición en 2008.

Feijóo pasó entonces a relatar los datos que reflejan la importancia de la papelera para la ciudad y para Galicia. Ence supone «un 10% del PIB» pontevedrés en la urbe con mayor tasa de desempleo de la Comunidad, que llega al 30 por ciento. Recordó, además los 800 puestos de trabajo directos que genera. «¿Le decimos a 800 familias que viven de la fábrica que se quedan sin trabajo?» , espetó a la oposición para reiterar la idea de que no existe alternativa viable al cierre y que con él la región se quedaría «sin industria transformadora de papel». Sobre este punto, también advirtió que Ence podría estar preparando el posible escenario de mudarse a la localidad asturiana de Navia, con el golpe que ello supondría para todo el sector gallego de la madera.

El contraataque del portavoz nacionalista a la argumentación de Núñez Feijóo se basó en que en 2009 el entonces líder de la oposición llevaba en su programa electoral el traslado de la factoría a otro lugar dentro de la zona, por lo que le afeó «no tener palabra» acerca del tema. Este cambio de postura ya fue explicado tanto por el líder del Ejecutivo autonómico como por el candidato popular a la Alcaldía de Pontevedra, Jacobo Moreira, amparado en el cambio de legislación medioambiental y en la imposibilidad de cambiar el emplazamiento de Ence por el elevado coste que supondría para la empresa —cifrado en unos 700 millones de euros por un informe de una consultora— y que no estaría en condición de asumir.

La anécdota externa de la jornada plenaria la puso al final de este punto del debate una octogenaria que tras la intervención de réplica del presidente de la Xunta arrojó desde la tribuna de invitados unos panfletos que pedían la salida de la papelera de la zona marítima pontevedresa. Tras este acto, el personal del Parlamento gallego invitó a la anciana a abandonar el hemiciclo.