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EL GARABATO DEL TORREÓN

Anomalías administrativas

Toda una variedad de concatenaciones desdichadas envuelven al centro de día Gandoy

JUAN soto

Cuando conviene, los partidos, por rivalidad que aparenten, comparten vocabulario. Un vocabulario categorizado por la desenvoltura en el uso de eufemismos. No hay día que no encuentre confirmación este curioso fenómeno de identidad semántica. Véase:

Presuntamente (ahí tienen un significante pluripartidista), en el centro de día Antonio Gandoy, dependiente del Ayuntamiento de Lugo, se actúa sobre los ancianos con prácticas que ya son del conocimiento de la Fiscalía: malos tratos físicos, insultos, duchas con agua fría, descontrol en las medicaciones y otras vejaciones de palabra y obra. Presuntamente, a estos hechos se unirían otros igualmente de calado delictivo, tal el desvío de material y alimentos a domicilios particulares.

De la situación eran conocedores, presuntamente, el alcalde López Orozco (PSOE), la concejala Basadre (PSOE) y su homóloga Teijeiro (PP), todos tres partidarios, por lo que se ve, de mirar para otro lado cuando un problema puede poner quemarles el rabo. La cuarta pata del banco, la concejala González, actual responsable de la cosa, alega ignorancia, excusa que debería conllevar su cese fulminante en el cargo.

Sin presuponer juicio de intenciones ni interferencias contaminantes para el suceso, consignemos dos datos:

Uno: la silente señora Basadre desempeñó la concejalía de Asuntos Sociais hasta que, en razón de méritos contraídos, le fue adjudicada la de Cultura, asignación plenamente concordante con su competencia en la materia. Dos: casualmente, el hijo de la señora Basadre, empleado (ignoramos si por el cupo digital o por el libre) en el centro de día ahora sometido a observación judicial, fue víctima, hace unos meses, de un pequeño descuido: apareció en su presunto lugar de trabajo con una presunta pistola, la cual, presuntamente, se le disparó y le alcanzó un presunto pie. Hay presuntas casualidades que resultan la mar de curiosas.

Proponemos que, para toda esta variedad de concatenaciones desdichadas (los malos tratos, las derivaciones, la vista gorda, las concejalas, el chico de la la pistola) carente hasta ahora, de una tipificación consensuada, adoptemos el eufemismo inventado por el alcalde de Compostela para otras golferías que infectan a muchos de los suyos: «anomalías administrativas». De acuerdo.

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