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En busca del tesoro de la ría

Trabajan unas tres horas diarias sondeando la ría de Muros y Noia para capturar un puñado de berberechos, un marisco que ya empieza a escasear recién iniciada la campaña, pero que, afortunadamente, alcanza precios récord en el mercado

En busca del tesoro de la ría Miguel Muñiz

Lidia Rey

Todavía no ha amanecido y por el puerto de Testal, en el municipio coruñés de Noia , ya empiezan a desfilar los más madrugadores. Al filo de las ocho, José Ramón y su hijo se preparan para iniciar una nueva jornada de marisqueo en la recién estrenada campaña. Antes de subirse al barco, padre e hijo comentan con otros compañeros el precio que alcanzó el marisco el día anterior. El berberecho de primera se pagó a 24 euros el kilo, un precio «elevado» al que no están acostumbrados. Por la zona, indican, no se recuerda un precio «tan bueno» para este bivalvo, el «tesoro» —como muchos lo definen— de la ría de Muros y Noia. [ En imágenes: Las guerras de las rías gallegas ]

Y es que es a ambos lados de esta desembocadura donde se extrae la mayor parte del berberecho que se consume en España. Año a año, esta ría se ha ganado a pulso la fama que la calidad de este bivalvo le concede. Sin embargo, la ría no goza de sus mejores días en estas primeras jornadas de la temporada. Pese a estar «muy bien pagado», los mariscadores se quejan de que el producto escasea. «Esto se acabó ya», afirman algunos en el muelle, mientras deciden a qué punto dirigirse en esta ocasión.

José Ramón y su hijo esperan fondeados la señal que les permita empezar a faenar. Son las nueve, suena la sirena. Por delante tienen tres horas para conseguir la mayor cantidad de berberecho y almeja posibles. La primera semana lograron hacer «el cupo» de berberecho todos los días, es decir, extrajeron la cantidad máxima permitida —que son 40 kilos de berberecho y 10 de almeja por persona—. «Esta semana, sin embargo, ya hay jornadas en los que no se hace ni medio cupo», lamenta José Ramón. Vuelve a sonar la sirena, son las doce. Toca volver a tierra y cruzar los dedos para que los precios continúen siendo altos. En esta ocasión consiguieron 30 kilos de berberecho y dos de almeja, calculan unos 450 euros entre los dos.

Casi al mismo tiempo que este par de mariscadores abandonan la playa, llega Pilar, esposa y madre, respectivamente. A diferencia de los mariscadores de a flote, los de a pie faenan en función de la marea, un par de horas antes de que alcance la bajamar. Pilar dejó preparada la comida; llegará tarde a casa.

En los vestuarios de la cofradía se reúnen todas las mujeres. Y la escena se repite: intercambian impresiones de la presente campaña. Les preocupa la escasez de producto. Con todo, se sienten afortunadas. En otras rías la situación es peor, como en la vecina de Arousa, donde sin poder obtener la talla comercial, la especie está muriendo. Esta situación favorece las altas cotizaciones en Noia, en cuyas subastas se alcanzan precios récord.

Después de tres horas de duro trabajo, las mujeres abandonan la orilla haciendo recuento. Pilar recogió 11 kilos de berberecho y 5 de almeja, unos 150 euros en el mercado. La cantidad más baja en lo que va de temporada para ella. Y su pronóstico es similar para el resto de la semana. «Espero que en navidades siga habiendo marisco, es la época en la que más dinero hacemos», relata. Y con la vista ya puesta en otra jornada, Pilar regresa a casa.

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