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a meses de las municipales

El nacionalismo gallego reabre su guerra interna

El BNG apremia a Anova a «integrar» primero en su casa para después poder alcanzar alianzas con otras fuerzas

El nacionalismo gallego reabre su guerra interna miguel muñiz

c. pichel

Tras la escisión de Amio, que supuso la mayor ruptura del Bloque en sus 30 años de historia, tanto el propio BNG como la Anova de Xosé Manuel Beiras, ideada meses después de esa fractura, hicieron de las críticas veladas a la otra formación un discurso recurrente. Así quedó patente en la última asamblea del BNG, celebrada en la primera de 2013 para despedir a Guillerme Vázquez y abrazar al profesor Xavier Vence, y así volvió a visibilizarse este fin de semana con motivo de la segunda asamblea de Anova , llamada a poner el punto y final a un «proceso constituyente» que se ha alargado más de los previsto: dos años.

En su discurso de clausura, Beiras repartió para su propia casa y también para la vecina. A los suyos les exigió unidad interna porque «aquí no sobra nadie ni nadie es traidor» y con el otro «nacionalismo organizado», en una clara referencia al BNG, quiso establecer una línea roja: «Lo que nos diferencia» de ellos —expuso— es el «internacionalismo». «Es indispensable abrirnos», continuó. No es la primera vez que tanto el portavoz nacional como su número dos, el también alcalde de Teo, Martiño Noriega, atacan al Bloque por no apostar por un frente amplio donde esté Esquerda Unida, pieza vital para la línea oficialista de Anova.

Ni tampoco es la primera vez que los frentistas responden a la provocación. Menos de 24 horas tardó Vence en salir al paso de las declaraciones que colocan a su formación como «excluyente». El líder nacionalista enfocó este lunes sus reproches en Noriega, a quien le recomendó que para hablar de «integración» con otras organizaciones políticas, primero «empiece por su propia casa». Porque, a la vista de los resultados del domingo para conformar la coordinadora —una especie de ejecutiva en los partidos «clásicos»—, la integración en Anova se queda en una mera lindeza discursiva.

Todas las voces críticas —aglutinadas en la facción interna Cerna— se quedaron fuera del máximo órgano de decisión entre asambleas. Solo tres mujeres —Iris Malvido, Margarida Prieto y Paula Vázquez Verao— lograron colarse en los 75 puestos una vez hecha la corrección de género. Mario López Rico y Luis Eyré, máximos representantes de Cerna y fieles guardaespaldas del de Brión hasta que hubo que decantarse entre una alianza federalista o nacionalista para las elecciones europeas, quedaron por debajo del puesto 80.

En riesgo de escisión

En otras palabras: la coordinadora estará formada solo por personas afines a la cuerda oficial. Aún así, el resultado revela otra apreciación: la evidente fractura en dos de una formación en la que ni siquiera su patrón, como antaño, logra ahora conciliar ambas sensibilidades. Y es que se daba por hecho que los críticos no apoyarían a Noriega, pero sí a Beiras. Sin embargo, ninguno de los dos figuraba en su «plantilla». Porque pese a instaurar un sistema de listas abiertas, donde cada militante es libre de votar a quien quiera, las reagrupaciones siguen siendo vitales para asegurarse una victoria. De ahí que las «plantillas» no sean oficiales, pero sí oficiosas.

Finalmente se impuso la elaborada por la dirección: 317 votos para Beiras, 298 para Noriega y 290 para el diputado Antón Sánchez. La purga a los críticos se extendió incluso hasta Consuelo Martínez, también con escaño. Lo cierto es que el resultado choca con la llamada a la unidad realizada por el histórico líder nacionalista horas antes de dejar fuera a la mitad del partido. Algunos ya han empezado a hacer las maletas. La portavoz de Cerna, Paula Vázquez Verao, presentaba este lunes su dimisión, según las fuentes consultadas. Los demás integrantes de la facción pueden seguir sus pasos este sábado. Y mientras, Noriega sigue insistiendo en que en la formación «hay sitio» para todos, aunque no sea dentro de la coordinadora.

El delfín de Beiras también quiso contestar a las críticas de Vence, que se refirió a Anova como una organización «sin proyecto». «Decir que Anova no tiene proyecto político es no entender que en este momento hay que estar por encima de políticas partidarias», contraatacó el regidor teense. A escasos meses de las municipales, la guerra entre los nacionalistas vuelve para quedarse.

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