Galicia
Puesta a punto de las playas gallegas tras el temporal
El letal mosaico del peor invierno vivido en los últimos años en Galicia aún es visible en algunos arenales. La Semana Santa obligó a apurar las tareas de rehabilitación de accesos y paseos pendientes todavía de sanear

Muchas y graves fueron las heridas que el temporal dejó en las playas gallegas a su paso por la Comunidad. Y pocos serán los arenales que luzcan perfectamente reparados para recibir a los turistas que en los próximos días pisarán suelo gallego. La Semana Santa obligó a apurar las obras de rehabilitación de las playas y paseos que sufrieron las arremetidas de las ciclogénesis, tareas que en algunos casos se ultiman en los últimos días.
Pasado el chaparrón, accesos, rampas y paseos de todo el litoral, de norte a sur, se afanan por mostrar su mejor cara. Empezando por el norte. En A Mariña lucense oriental, muy próximo a la frontera con Asturias, se ubica el municipio de Barreiros. El temporal retiró bastante arena de sus playas pero, afortunadamente, al cesar el mal tiempo fue el propio mar el que devolvió esa arena a su lugar. Salvo en la playa de Arealonga, que quedó totalmente cubierta de piedras.
Los accesos a los arenales resultaron ser los más dañados, si bien algunos ya fueron reparados. En los últimos días los operarios trabajan con mayor intensidad para conseguir la puesta a punto total de cara a Semana Santa. «La verdad es que estos días se puede trabajar perfectamente, el mar está en calma, y todo juega a favor», comenta el alcalde de esta localidad lucense, Alfonso Fuente.
Dado que por el momento no han conseguido reparar todos los accesos, en Barreiros presentan alternativas para acceder a los arenales. «Se están arreglando de forma salteada para que los turistas puedan acceder a todas las playas. Por eso no tendrán impedimentos, lo que necesitamos es que haga buen tiempo», bromea el regidor.
Más allá de A Mariña
Pero no solo sucumbieron al oleaje los accesos a los arenales de Barreiros. En el municipio vecino de Foz, la estampa es la misma. Y ya en la provincia de La Coruña, cientos de metros cúbicos de arena se fueron con las olas, desperdigados mar adentro, en muchas de las hermosas playas atlánticas que salpican el litoral gallego desde la ría de Ortigueira hasta la Costa da Morte. Especialmente afectados han quedado los arenales de La Magdalena, en Cedeira, o Doniños, en Ferrol.
En este último concello, los principales daños recayeron sobre pasarelas y barandillas de madera, materiales que se deben reponer aunque su rehabilitación llegue tarde para recibir a los visitantes que acudan a Ferrol, cuna de la Semana Santa en Galicia, en estas fechas. Según apuntan desde el Consistorio, estos elementos de madera se repondrán para que las playas estén preparadas antes del inicio de la temporada oficial de verano, en julio. El arrastre de arena es otra de las consecuencias de las embestidas del mar. Urbaser, la concesionaria municipal, ya trabaja en la limpieza de los arenales, con especial atención a las playas más visitadas: Doniños, Covas, Esmelle y San Jorge.
Muxía, otra vez «zona cero»
En plena Costa da Morte se asienta el municipio de Muxía, trágicamente conocido por ser la «zona cero» del «Prestige». Fue precisamente ese lugar el que resultó especialmente castigado a lo largo del invierno. Las olas se cebaron con el Santuario de A Virxe de A Barca —en el que también se originó un incendio que calcinó el templo casi por completo—, partiendo la popular piedra de «Abalar».
Además, el mar tragó pasarelas y accesos en los arenales del municipio. Por el momento, las playas continúan sin repararse y el tiempo se agota. «El tiempo no ayudó nada, llovió mucho y no pudimos rehabilitarla antes», apunta Irma García, concejala de Asuntos Sociales.
Sí pudieron devolver su aspecto original a la plaza que desemboca en la playa de O Coído. «Hubo muchos desperfectos, el temporal llegó al centro del pueblo barriendo con todo lo que encontraba a su paso: bancos de piedra, farolas...», lamenta la edil.
Al sur de Galicia
Los arenales de la provincia de Pontevedra, que también recibieron las embestidas de las ciclogénesis, fueron los primeros en comenzar los trabajos de rehabilitación con un objetivo claro: rozar el lleno en Semana Santa. La playa más dañada fue la de La Lanzada, una de las más famosas del lugar.
Es por ello que los operarios del Ayuntamiento se dieron prisa para mostrar su cara más amable. Al margen de los destrozos en pasarelas y paseos, los restos depositados por el mar fueron el principal problema en O Grove, según apunta José Alfredo Bea, concejal de Medio Ambiente. «Continuamos limpiando los arenales, pero las estructuras que hubo que subsanar, hoy por hoy ya se encuentran reparadas», explica. Calcula que para llevar a cabo estas tareas de mantenimiento fue necesario emplear entre 50.000 y 60.000 euros. En el extremo sur de la Comunidad, A Guarda, fronteriza con Portugal, se recupera de las heridas, visibles todavía en sus playas. En concreto, los temporales afectaron con furia a las de O Muíño, Fedorento y Area Grande.
«En O Muíño tenemos varias pasarelas desplazadas y hay un importante aporte de maderas y restos por parte del mar», explica Montserrat Magallanes, concejala de Turismo. Con todo, la playa empezó a limpiarse hace unos quince días. «Contamos con tener para Semana Santa el frente de O Muíño limpio y recogido», asegura.
Por su parte, Fedorento y Area Grande, que sufrió el embate más fuerte, ya están recuperadas por completo. Y para que A Guarda resplandezca por completo antes del verano, el Ayuntamiento asfaltará varios tramos de acceso a estas dos últimas playas.
Poco a poco, también de norte a sur, los arenales de la Comunidad recuperan su aspecto original. Hermosos y radiantes. Y lo que hace meses eran grandes heridas abiertas, hoy por hoy son pequeñas cicatrices en la arena.
