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Musgo para medir la contaminación

Una empresa gallega, en colaboración con la Universidad de Santiago, elaboró un sistema pionero en el mundo para detectar las partículas contaminantes del aire. Una especie de «nidos» que lucirán en las calles de La Coruña el próximo mes

Musgo para medir la contaminación abc

lidia rey

Es un habitual del ecosistema gallego. Aparece en zonas húmedas, en piedras, troncos de árboles o tejados. El musgo, es un tipo de planta, abundante en Galicia, al que la empresa compostelana Biovía, en colaboración con la Universidad de Santiago y a través del proyecto europeo «MossClone», ha sabido dar un servicio de utilidad social: medir la contaminación atmosférica .

Desde los años 70, en investigación se utiliza el musgo como descriptor de la calidad del aire. Al carecer de raíces tiene la capacidad de medir el aire. Se aprovecha su capacidad bioacumuladora para detectar la presencia de partículas de metales pesados, hidrocarburos o dioxinas en la atmósfera.

Hasta entonces, existían dos herramientas en las que se utilizaba esta planta para medir la contaminación: una especie de bolsa con forma plana, y otra con forma de bolsita de té. Sin embargo, ambos dispositivos contaban con algunas carencias. «Se vio que la forma más adecuada para medir el aire era la forma esférica. La bolsa plana daba un problema, y es que por ejemplo si la presentas ante un foco, en función de cómo la orientes, capta de un sitio o de otro, por ello, la mejor forma era la esférica», explica a ABC Ana Rey, gerente de Biovía.

La ventaja que tiene el uso del musgo es que en una ciudad se pueden instalar la cantidad de puntos de medición que se deseen. En Santiago únicamente existe una estación de medida y ese punto de análisis debe ser representativo de toda la ciudad. La ventaja del musgo es que se puede colocar una esfera en cada farola de la ciudad, midiendo la calidad del aire en ese punto exacto. «Esto da de ventaja que puedes ver un modelo real de la contaminación de toda la ciudad, porque puede haber diferencias entre unas calles u otras en función del tráfico o de la intensidad de las corrientes de aire», aclara la bióloga.

Como el algodón

Mediante este innovador sistema de esfera, pionero en el mundo, el musgo va a proporcionar una medición más exacta, y es que como la prueba del algodón, la del musgo no engaña.

Además, los actuales sistemas de medición de contaminación requieren aparatos de un coste de «al menos 30.000 euros», mientras que el musgo, que ya se utiliza en fase experimental «costará alrededor de unos 50 euros», sostiene Ana Rey.

Por el momento, solo testaron el producto en las calles de San Pedro y en la plaza de Cervantes, suficientes para comprobar —en palabras de la experta— que «Santiago es una ciudad limpia que no suele dar problemas de contaminación». Al margen de su eficacia, las esferas de musgo causaron sensación en la capital gallega. «Todo el mundo se preguntaba que qué era ese artilugio, si eran unos coladores, unos nidos de pájaros... Estaba todo el mundo intrigado y cuando sabían que era un medidor de contaminación se sorprendían», confiesa Ana Rey. Por el contrario, la sorpresa de la bióloga llegó al comprobar que para muchos el musgo tan solo sirve «para los belenes de Navidad». Ana Rey, ahora encargada de poner en el mercado este dispositivo, confía en que esta planta, común en Galicia, sirva no sólo de decoración interior, sino para mejorar la salud del medio ambiente.

La siguiente ciudad en pasar por la prueba del musgo, y en lucir estos «nidos» en sus calles, será La Coruña el próximo mes de abril.

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