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Alrededor de un «crânio»

alfonso armada

Algunas noticias aparecen en los periódicos. Otras jamás pasan el corte de los que nos dedicamos, sioux aficionados, a poner la oreja en la vía de la vida. Pero las hay que, sin aparentarlo, hacen la existencia llevadera. Por ejemplo lo que cuenta en su «contracapa» un periódico por el que siento devoción desde la primera vez que me salió al encuentro en un viaje a Portugal, creo que en Valença. Me convertí en suscriptor y ahora lo leo con devoción, porque el Jornal de Letras, Artes e Ideas desafía el curso veloz del tiempo, se remansa, habla de literatura y lo hace con ese talante que en gran medida hemos extraviado.

Bajo el título de «O Crânio de Castelao», el último Jornal da noticia de una iniciativa lanzada en el año 2000 por el escritor gallego Carlos Quiroga, que solo ahora, tras «misteriosas intrigas», ha visto la luz. Con el afán de «comemorar a ligaçao entre o galego e português», convidó Quiroga a diez autores a escribir un folletín a partir de la novedosa hipótesis del robo del cráneo del escritor, dibujante y político galleguista del lugar donde reposaba: el panteón de gallegos ilustres de Santiago de Compostela. Tras morir en el exilio en 1950, Castelao fue enterrado en el cementerio bonaerense de La Chacarita. Pero en 1984 se decidió devolver lo que quedaba de él a su «Galiza».

Precisamente en el «site» del JL (http://visao.sapo.pt/o-cranio-de-castelao-romance-em-folhetim=f729634) acaba de aparecer el primer capítulo, obra del propio Carlos Quiroga. Hasta el 25 de julio irán saliendo «todas as quintas-feiras» el resto de las contribuciones, obra de los gallegos António Lopo, Suso de Toro, Quico Cadaval, Xavier Queipo y Xurxo Souto, intercaladas con las de Miguel Miranda (Portugal), Bernardo Ajzenberg (Brasil), Germano Almeida (Cabo Verde), Possidónio Cachapa (Portugal) y Luís Cardoso (Timor). El resultado de esta aventura transfronteriza será trasplantado del hiperespacio digital al libro.

A partir de un supuesto «mercado internacional de memorabilia corpórea», primera sospecha que esgrime un tal P. al catedrático de Medicina que «orienta» su tesis de doctorado, se inicia el viaje en pos de un celebrado «crânio».

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