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José Manuel Casañ: «En la Valencia de los años 80, Seguridad Social éramos los patitos feos»

Con tres décadas de trayectoria a sus espaldas, repasa con ABC las últimas décadas de la música pop en la Comunidad Valenciana y avanza nuevos proyectos

José Manuel Casañ: «En la Valencia de los años 80, Seguridad Social éramos los patitos feos» rober solsona

marta moreira

Después de tres decenios repletos de vivencias musicales a sus espaldas, puede decirse que José Manuel Casañ (1963, Benetúser) es uno de los supervivientes de la ola de modernización que transformó España a principios de los años ochenta. El líder de Seguridad Social forma parte también de ese grupo de artistas valencianos a los que el éxito no consiguió alejar de su tierra.

—¿Existió como tal la llamada "Movida Valenciana"?

—Prefiero el término "Nueva ola", porque al fin y al cabo aquí ocurría lo mismo que en Madrid, Barcelona, Vigo o Granada. Era el espíritu de una época, que no solo se reflejaba en la música, sino en el cine, la literatura, el arte... En la música tuvimos suerte porque se produjo una alianza entre los medios de comunicación y las discográficas para crear un producto propio que fuese rentable y desarrollar una industria musical nacional que no existía hasta entonces. Donde no había un grupo, se inventaba. Y así, muchos grupos como nosotros, cuya primera intención no era más que divertirse, de repente tuvimos la oportunidad de profesionalizarnos.

—En alguna ocasión ha comentado que Seguridad Social era un rara avis en la Valencia de los 80.

—Había muchas bandas, y casi todos coincidíamos en los mismos garitos (sobre todo en el Nou Café Concert, que era como el Rock-Ola en Madrid), pero éramos muy diferentes. Valencia era una zona techno pop por excelencia. Bandas como Betty Troupe, Video y Glamour eran los que verdaderamente encajaban. Seguridad Social éramos los patitos feos porque nos veían muy punks. Solo cuando fuimos conocidos a nivel nacional lo fuimos también en Valencia.

—¿Qué le parecen entonces las iniciativas para reivindicar la movida valenciana como un fenómeno uniforme?

—Me parece bien que se reivindique a grupos que ya no existen y que compusieron canciones importantes, pero a mí no me va la nostalgia. Los ochenta fueron muy buenos, pero yo me lo estoy pasando mejor ahora y creo que hago mejores canciones.

—¿Cómo ha cambiado el ambiente musical en la ciudad?

—Como no se pueden poner puertas al campo y Valencia es tierra de músicos, hoy las salas de ensayo están llenas de grupos, pero no tienen ningún tipo de salida. Hay más infraestructuras y mejores equipos, pero no hay tanta atención. A nivel autonómico y local no hay ningún tipo de ayuda. Ni siquiera los grupos grandes como Seguridad Social lo tenemos fácil; hace diez años el 40% de nuestros conciertos se hacían en la Comunidad Valenciana. Ahora es el 1%, y de milagro.

—¿A qué atribuye está situación?

—A la crisis, en parte, pero también al carácter provinciano de los valencianos, que piensan que lo de fuera es mejor.

—Pero decidió quedarse. ¿Por qué?

—Porque me gusta mi tierra y me gusta el mar. Tengo días malos en los que me pregunto por qué no me fui a Madrid o a Miami, pero no quiero pensar que elegí mal.

—Como no parece que el problema de la piratería musical vaya a resolverse a corto plazo, ¿qué deben hacer los artistas para sobrevivir?

—Desde luego, ahora grabar un disco solo te sirve para pasearte por las radios y hacer alguna entrevista. Porque vender, sabes que no vas a vender. Hoy vivimos de los directos, pero el futuro exige cambiar el chip. Creo que la solución pasa por combinar la música con otro tipo de actividades artísticas, como el teatro o el cine. Yo por ejemplo llevo tres años trabajando con Paco Roca en un cómic-disco que saldrá probablemente en primavera.

—¿Qué puede avanzar de este proyecto?

—Que todas las canciones están compuestas para leerlas y todo el cómic está pensado para ser escuchado. Son diez historias distintas, pero relacionadas entre sí por un mismo personaje. Lo bueno es que es una historia que podría tener continuidad en próximas entregas; puede convertirse incluso en una una ópera rock o una película musical.

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