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HOCKEY HIERBA - PREOLIMPICO

Relatos entre Atenas y Pekín

María López, Rocío Ybarra, «Gigi» Oliva y Gloria Comerma proyectan su experiencia olímpica entre las «RedSticks»

Relatos entre Atenas y Pekín MIKEL PONCE

RAÚL COSÍN

Río de Janeiro 2016. No hay que andarse por las ramas. Ni titubear. Ni aceptar otro pensamiento que no sea positivo. Lo que cabe para el deportista veraz es estar y competir. Y derribar cuantos obstáculos haya por el camino. Alcanzar en todo caso unos Juegos Olímpicos. Llegar y engrandecer su deporte y a uno mismo enredado entre los aros. Quien ha estado, no hay dudas en su discurso, quiere repetir sí o sí. Como sea. Quien no ha inscrito su nombre en una cita olímpica, desea estar y que no le cuenten lo increíble que es todo aquello. Que las experiencias sirvan para enchufar todavía más la carga de la motivación.

La selección femenina de hockey hierba -las «RedSticks»- arranca este miércoles su participación en las semifinales de la Liga Mundial en Valencia -debutan ante Gran Bretaña (19.00 horas)-. Se juegan un billete para Río. Es un preolímpico y la experiencia olímpica ya la tienen cuatro de sus componentes: María López de Eguilaz (portera), Georgina «Gigi» Oliva, Gloria Comerma y Rocío Ybarra. Las tres primeras estuvieron en Beijing 2008. Ybarra, la capitana, compartió con ellas la cita asiática, pero antes estuvo en Atenas 2004.

«Participar en unos Juegos fue una experiencia impresionante; cumplir un sueño. Algo inexplicable que quiero volver a repetir y quiero hacer todo lo posible para conseguirlo», asegura la guardameta, al tiempo que «Gigi», siempre con una chispa especial, recuerda que en Pekín «quedamos séptimas. Tuvimos diploma olímpico. Fue inolvidable. Si sigo aquí es porque es algo que quiero repetir».

Coincide el cuarteto en una idea respecto a la grandeza de todo aquello. Subrayan lo especial de la ceremonia inaugural. «Siempre te dicen que es un momento que no olvidarás, pero cuando lo vives en primera persona aún es más impresioante. El momento de salir al estadio fue mágico», relata Gloria Comerma, mientras María López, sonriente, bucea por el recuerdo para destacar que «antes de salir nos explicaron el protocolo, pero como siempre los españoles fuimos diferentes y salimos bailando y cantando».

Entre las fotos que quedan, muchas se captan en la villa olímpica. Rocío Ybarra estuvo en Atenas y Pekín. Significa una situación de máximo respeto que vivió habitualmente en el comedor de la villa: «Recuerdo con mucho cariño en Atenas cuando cualquier deportista entraba con una medalla nueva. El comedor entero se paraba, se ponía de pie y aplaudía. Ian Thorpe venía en cada momento con una nueva. En Pekín, ya fue Phelps. Los deportistas y quienes allí trabajaban tenían ese momento de respeto hacia el medallista».

El anecdotario deja buena cuenta de vivencias y de situaciones posibles por esa especial vida en la villa, en la que todos los depostistas son iguales. De repente las grandes estrellas se proyectan cercanas y accesibles. «Mi hermana pequeña es fan de Rudy Fernández y recuerdo que pude conocerlo y en el cumpleaños de ella le pregunté si le podía dar una llamada. Sin problemas accedió a hacerlo y la felicitó. Es un detalle que de otra forma no hubiese pasado de no estar allí», explica Comerma. Ésta y «Gigi» eran y son inseparables, pero en Pekín, en aquella ceremonia de inauguración, Oliva se pudo «hacer una foto con mi hermano Roc, que también participó en hockey».

Ir para g anar

Agridulce recuerdo guarda Rocío de Atenas: «Me pilló muy joven. Ibas con unas expectativas. Pero se juntó que los resultados no se dieron. Quedamos últimas. Es duro ir allí a competir, a disfrutar con tu deporte y vivir esa situación». Tanto para ella como sus otras tres compañeras olímpicas en Pekín la historia fue diferente. «Veníamos de un preolímpico que ganamos y luego allí todo fue muy bien dentro y fuera del campo. Creo que hicimos un buen torneo», asevera «Gigi».

Fue un golpe duro no estar en Londres. Se valoró lo que se perdió y ahora desde Valencia se piensa en Río. Coinciden en el mensaje para sí mismas y sus compañeras: «Los aros son los aros y la gente lucha por ello. La mentalidad no es llegar y ya está, sino intentar hacer algo grande. Y este grupo, que está muy unido, puede».

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