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barcelona al día

Sandro Rosell, pensamiento y valores

Esa aversión, esa inquina, esa ojeriza hacia uno de los dos idiomas oficiales no hay modo de que conviva junto al concepto de «los valores» de los que habla Sandro Rosell

oti rodríguez marchante

ADEMÁS de presidente del Barça, Sandro Rosell es una de esas personas de inteligencia asombrosa que encuentra en el silencio su mejor modo de expresión, pese a lo cual, en ocasiones debe de abandonar esa perfección en el mutis para decir algo, que, en su caso, lógicamente, siempre es peor que el silencio. Y estaban unos niños de un colegio del barrio barcelonés del Carmel disfrutando del silencio del señor Rosell cuando éste decidió romperlo y cambiarlo por un par de grandes pensamientos sonoros y les dijo, más o menos, que como son del Barça tienen que hablar en catalán y que de ese modo compartirán los valores que todos los catalanes quieren tener.

Y mientras Sandro Rosell le ponía los valores al alcance de la mano a todos esos colegiales del Carmel, una joven canaria llamada Sandra E.M. relataba a Esther Armora en ABC cómo la trataron durante los dos años de «aula de acogida» en un colegio de Corbera de Llobregat cuando sus padres se vinieron a vivir a Barcelona, y cómo pasó de ser una estudiante avanzada y brillante a una rémora a la que había que depurar y castigar constantemente porque se le escapaba alguna pregunta en «castellano». Tuvo que dejar el colegio e irse a estudiar a Madrid; viene los fines de semana a Castelldefels, donde viven ahora sus padres y donde espera poder cursar sus estudios el próximo año porque le han prometido que no la castigarán si habla español.

Y salió disparada a Madrid porque no hay ningún centro en Cataluña, ni siquiera privado, donde se admita escolarizar en «castellano». Sí en inglés, sí en alemán, sí en francés o italiano, pero el «castellano», idioma oficial en Cataluña, está prohibido para escolarizar a un niño. Esa aversión, esa inquina, esa ojeriza hacia uno de los dos idiomas oficiales no hay modo de que conviva junto al concepto de «los valores» de los que habla Sandro Rosell, y mucho menos que esos «valores» sean los que todos los catalanes quieren tener. Pero Rosell, con tal de no hablar, se comió una palabra esencial en su pensamiento; la palabra «político», valores políticos que todos los políticos catalanistas quieren imponer. No está mal para írselo a contar a unos chiquillos, y precisamente Rosell, ese hombre brillante que entiende de futbolistas brasileños.

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