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política

Herrera vs. Soria: «enemigo» desde el minuto uno

La tensión entre la Junta de Castilla y León y el ministro de Industria por el carbón ha planeado en toda la legislatura y ha concluido con la petición de su dimisión

Herrera vs. Soria: «enemigo» desde el minuto uno ical

j.m.a.

Ni los cien días de rigor. Las «relaciones» entre la Junta de Castilla y León y el ministro de Industria por la minería empezaron la legislatura ya torcidas, tuvieron algún pequeño respiro y están acabando peor que nunca con la petición de la dimisión de José Manuel Soria por parte del Gobierno regional. Duras críticas públicas, reuniones sin resultados, cartas remitidas a su persona para que rectificara y al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para que mediara ante el «choque» entre ambas administraciones.... Son sólo un breve resumen de cuatro años de tensión avivada por las continuas protestas mineras, protagonistas también del proceso electoral que acaba de concluir y en el que los populares se quedaron sin mayoría absoluta «en parte por las políticas de Soria con el carbón», según señalaba hace tan solo unos días Juan Vicente Herrera, presidente en funciones del Ejecutivo Autonómico.

Dos meses llevaba el ministro en el cargo cuando en enero de 2012 el Congreso rechazaba la redacción de un nuevo y necesario Plan del Carbón para disgusto del sector y también de la clase política castellano y leonesa. Era sólo un aviso de lo que se le venía encima a la minería regional. Pocas semanas después se anunciaban los primeros recortes de los fondos provenientes del Estado y llegaban los primeros —luego generalizados— retrasos en el pago de las ayudas —por diversos conceptos—. La petición del presidente de la Junta, Juan Vicente Hererra, a su homólogo en el Gobierno central, Mariano Rajoy, de que rectificara el «brusco» recorte cayó en saco roto y el mismo ministro zanjaba la cuestión asegurando que no había «más recursos que los consignados», lo que se tradujo en la primera de las múltiples oleadas de huelgas y protestas mineras -algunas de ellas muy violentas- que han jalonado estos últimos cuatro años.

En un gesto que de momento ha quedado en nada, el ministro se sumó en septiembre de 2012 a las tesis de la Junta de exigir que las minas con futuro no tuvieran que devolver las ayudas recibidas para seguir con «vida» más allá de 2018. La noticia fue festejada por la Comunidad Autónoma, pero 2013 «amaneció» con el inesperado anuncio de que el Gobierno acabaría con todas las ayudas a la producción del carbón a partir de 2015. La mínima satisfacción se tornó en rabia por parte de los dirigentes regionales y tuvo su momento álgido cuando el director general de Minas, Ricardo González Mantero, «invitó» al ministro «a acudir a las cuencas mineras en lugar de viajar tanto a Canarias». En la misma línea, el consejero de Economía le culpaba directamente de la «asfixia» que vivía el sector y le acusaba de tener «poca diligencia y muchos errores». Una reunión entre ambos en junio de ese año devolvió cierta esperanza al anunciarse que el carbón autóctono tendría «un hueco» en el mix energético. Parecía, en palabras del titular regional de Economía, que había «un enfoque político más claro». Pero el peso que el Ministerio fijó para el mineral era muy inferior al que existía hasta ese momento. En medio de ese clima de tensión, se produjo el trágico accidente con seis muertos en el pozo Emilio del Valle de la localidad leonesa de Santa Lucía de Gordón. El ministro no acudió al lugar del suceso ni a los funerales posteriores y volvió a encrespar los ánimos en unas cuencas en las que tampoco hubiera sido bien recibido.

La buena noticia de la aprobación del Plan del Carbón —luego incumplido— tampoco duró mucho. Primero porque con la llegada de 2014 la Junta se vio de nuevo obligada a apagar otro fuego de Soria al negar que Europa hubiera dejado ya sin ayudas al sector y rechazado el documento como el ministro había asegurado. El año transcurría sin noticias y con cientos de trabajados en regulación de empleo, pero ha sido en las últimas semanas cuando el enfrentamiento entre Junta y Ministerio se ha recrudecido ante la «lentitud» de Soria a la hora de sacar adelante un mecanismo que permita quemar el carbón nacional. Esta «desidia» ministerial obligo a Herrera a actuar directamente y pedir el auxilio de Rajoy y Soraya Saenz de Santamaría para que se mejoraran las condiciones de un documento que no evitó las protestas de los mineros durante la campaña electoral del PP en la provincia de Léon y la posterior pérdida de votos que ha dejado sin mayoría absoluta a los populares.

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